Empanada tártara en el Calderón

El Atleti ha puesto fin a su racha de 20 victorias seguidas en el Calderón entre Liga, Copa y Europa League, y lo ha hecho frente a un rival que no dio sensación de ser superior y con un 0-2 que hace muy difícil la remontada el próximo jueves en Moscú.

Noche no muy fría en comparación a partidos anteriores o a las temperaturas propias de esta época, aunque sin llegar a esa "noche agradable" que he escuchado decir a los comentaristas de Cuatro, vamos que no estaba para tomarse una cerveza en una terraza y que sin abrigo no se podía estar en el Calderón. Cerca de media entrada se congregó en el coliseo rojiblanco a pesar de los precios populares impuestos por el Club, sin duda la poca entidad del rival y el televisarse en abierto restó afluencia.

Sobre los precios populares me parece muy bien la iniciativa, aunque quizás debiera ir acompañada de unos precios populares para los que decidimos sacarnos el "Abono Total" en verano sin siquiera saber ni qué jugadores se mantendrían en la plantilla (al final más de los pronosticados por la prensa y demás agoreros) y cuántas rondas seríamos capaces de pasar en Europa y en Copa, contra qué equipos o cuántos partidos jugaríamos a las 10 de la noche. Haciendo cuentas uno descubre que podría haber prescindido del Abono Total y haberse acogido a las diferentes ofertas que ha habido en todos estos partidos de los jueves y así haber gastado menos dinero.

El Atleti afrontaba esta eliminatoria con la baja obligada por sanción del batallador Diego Costa, baja que Simeone suplió con la presencia en la alineación de Adrián, dudamos si su presencia en el campo fue efectiva o solo simbólica, comienzan ya a oírse comentarios de la lástima de que no se hayan cumplidos los augurios de quienes lo situaban esta temporada en el Barcelona u otros candidatos, desde luego de momento su temporada en el Atleti apenas llega a discreta.

Además el Cholo decidió hacer algunas "rotaciones" dando descanso a Miranda o a Gabi, y quizás la más polémica al portero Courtois. Así el once que saltó al campo fue el formado por Asenjo, Juanfran, Cata Díaz, Godín, Filipe Luis, Arda, Tiago, Mario Suárez, C. Rodriguez, Adrián y Falcao.

El Atleti comienza con tímidos ataques rojiblancos pero salta la sorpresa cuando el exmalaguista Rondón lanza fuerte sobre la portería de Asenjo, quien a duras penas puede sacar una mano y rechazar el balón dejándolo franco sobre el área pequeña para que llegara en carrera el jugador tártaro Karadenizy y batiera al meta rojiblanco quien otra vez en una titularidad sufre un jugada de mala suerte o de falta de atino en su actuación, apenas han pasado 5 minutos de juego y la eliminatoria se pone muy cuesta arriba con este gol en campo propio y un sector del público se ceba ya con el portero rojiblanco al que no se le perdona ni un fallo (que los tiene, pero también otros y no se ceban de la misma manera con ellos), nunca estaré de acuerdo en esa costumbre de abroncar  un portero propio durante todo el partido, desconcentrándolo y haciéndole sentir mas inseguro para el resto del partido.

A partir de ahí el partido de los atléticos se convirtió en un intento continuo de llegar a la portería contraria en un quiero y no puedo, pero también en un quiero pero no lo intento. Como ya he dicho Adrián atraviesa un estado de forma horrible, pero es que no fue el único "desaparecido", el propio Falcao sigue sin ser en este 2013 el del 2012, Arda Turan tampoco es el que ha sido en muchos partidos, quizás perdido en esa posición central lejos de las bandas, Mario Suárez parece sufrir el "virus selección" que tanto afecta a jugadores atléticos que debutan o participan con la Selección, entre tanta medianía ayer pareció que incluso  entre los mejores o los menos malos estaba Tiago que creo cumplió con su papel y su "calidad" dignamente, Filipe también lo intentó por su banda, pero sin el apoyo del turco en su banda no es lo mismo, Juanfran incombustible una vez más, pero igualmente solo en su banda, porque ayer el Cholo jugó con Falcao, Adrián y Turan en el centro, todos juntos, muchas veces estorbándose unos a otros incluso.

La primera parte fue algo equilibrada, pues el Atleti no terminaba de llegar (y mucho menos tirar) y el Rubin también contraatacaba. Llegando al descanso llego una jugada fundamental, Falcao corre por la banda (por una vez) y es derribado a medio metro del área por Sharonov quien ve su segunda amarilla y por tanto expulsado. La falta es botada en jugada de estrategia pero sin embargo Filipe Luis solo desde el punto de penalty la lanza por encima del travesaño en sin duda la ocasión atlética más clara del partido.

Tras el descanso Simeone decide sentar al desaparecido Mario Suárez y dar entrada a Koke, por su parte el Rubin Kazan ante la inferioridad numérica y la ventaja en el marcador lo tiene claro: autobús en la frontal del área con dos líneas de jugadores y si llega el balón patadón hacia campo contrario. El Atleti en esta segunda parte se convierte en el único poseedor del balón, pero un balón que es más poseído y sobado que controlado, eternos pases en corto en horizontal una y otra vez, Adrián siempre jugando de espaldas a la portería y devolviendo balones hacia atrás, nunca hacia delante, continuos paseos con el balón en los pies por la frontal del área pero sin dar pases hacia la misma y sin apenas tirar cuando hay oportunidad, y sin tiros es muy difícil marcar para desesperación de la grada.

Ante la nula operabilidad en ataque de los tártaros Simeone se la juega quitando a un defensa, Cata Díaz da paso a Raúl García y Tiago es retrasado en su posición, todavía quitaría un defensa más al quitar a Filipe Luis y ser sustituido por Saúl, y por si fuera poco Godín juega más adelante que los medios y Juanfran se interna por la banda una y otra vez, es difícil plantear una alineación más ofensiva para el Atleti. El Atleti se interna por la banda de Juanfran una y otra vez pero no se define en el último pase, Adrián parece que por fin decide situarse en la banda izquierda de vez en cuando y es cuando más peligro crea, el Cebolla también lo intenta, pero no hay manera, existe poca decisión en dar el último pase y cuando se da no se acierta. Se provocan córners pero se desaprovechan sus saques, algunos de ellos en corto o en supuestas jugadas de estrategia que no llegan a materializarse en tiros a puerta, el portero para los inocentes disparos que empiezan a ser cada vez más y se toma su considerable tiempo para sacar de puerta, aún después de haber sido amonestado con amarilla, el tiempo y el marcador van a su favor.

Conforme se acerca el final del partido parece que el Atleti crea ya más peligro, sobre todo cuando un tiro de Falcao es desviado por el travesaño, después Adrián cabecea fuera, llega el minuto 90 y se añaden cuatro más sin duda por el enorme tiempo perdido en los cambios de Rubin, en esos minutos el Cebolla tiene la ocasión del partido y lanza a bocajarro de la portería un balón fuera de la misma cuando era más fácil tirarla entre los tres palos, llega un córner en el minuto casi 94, el Cholo decide que Asenjo suba a rematar, pero una vez más el saque del córner no es rematado por ningún jugador rojiblanco a pesar de ser un jugador más y la presencia en el área contraria del meta atlético. El balón es rechazado por la defensa y ya con los cuatro minutos de tiempo extra cumplidos el Rubin lanza un contraataque con la portería atlética vacía, Asenjo es superado en la carrera de 80 metros por Orbaiz, ambos jugadores partían en paralelo la carrera, el vasco llevaba noventa minuto de juego en sus piernas, Asenjo noventa minutos de inacción en su portería, prácticamente inédito en la segunda parte, aun así es el vasco quien gana la carrera y remata a placer sobre la vacía portería desde fuera del área.

No voy a culpar al árbitro del esperpéntico gol, de hecho creo que hizo un buen arbitraje en líneas generales, pero también es cierto que la jugada se desarrolló pasados los cuatro minutos que dio como tiempo añadido y que son muchos los partidos en que con el tiempo cumplido se decreta el final del partido justo después de sacarse un córner sin dejar continuar la jugada de contraataque, ayer el Atleti no tuvo la suerte de que se pitara el final después de sacarse el córner, en otros partidos se nos pita el final al intentar contraatacar. La responsabilidad (que el Cholo ha asumido) hay que compartirla también entre quien bota el córner y no es capaz de mandarla a un compañero (tenía 10 para rematar) y los jugadores que no son capaces de replegarse rápidamente ante el rechace e incluso Asenjo que no parece que correr los 100 metros sea lo suyo.

Si ya era difícil el remontar un 0-1, un 0-2 puede ser definitivo el jueves que viene (de nuevo sin Diego Costa sancionado) se sabrá en el partido de vuelta jugar en Moscú (no se juega en Kazán).

Algunos piensan que tanta competición no es bueno para la marcha en Liga del Atlético, yo creo que la competición europea (y sobre todo la de Copa) hay que jugarlas al máximo, primero porque aún siendo un título europeo menor no deja de ser un título europeo, pero es que además indirectamente nos influye la trayectoria que hagamos en la Europa League para una posible participación en la Champions la temporada que viene.

Ahora mismo el Atlético ocupa la posición décima en el ránking de la UEFA por su coeficiente, ránking por el que se deciden los cabezas de serie en los sorteos. Con la clasificación actual de dicho ránking y las posiciones en las diferentes ligas el Atlético ocuparía la séptima posición para un hipotético sorteo en la liguilla de Champions, puesto que ni Valencia ni Inter ni Arsenal ocupan hoy en sus ligas posición de Champions, aunque están cerca de ellas e incluso alguno podría entrar si gana la actual Champions. Si finalmente se clasifican para Champions dos de estos tres equipos el Atlético quedaría como noveno cabeza de serie e iría en el sorteo al bombo dos, no evitando jugar frente a Manchester, Bayern, Oporto o Chelsea por ejemplo, pero además tenemos equipos por detrás que si hacen una buena campaña en lo que queda de competición europea y el Atlético es eliminado podrían adelantarnos, como son el Lyon, el Shaktar Donestk o el Milán.


Por eso creo que el Atlético debe luchar por superar esta y alguna eliminatoria más y mantener, cuando no superar, nuestra posición en el ránking. De momento ahora vuelve este domingo otra vez la liga, otra vez jugamos fuera del Calderón, lejos del cual no se ha ganado en casi tres meses, esperemos que se rompa la racha y ganando nos aseguremos un poco más nuestro segundo puesto actual.


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¿QUE PASÓ EL 13 DE FEBRERO DE 1813?



Hay mucha confusión con respecto a lo que pasó en aquella jornada. Algunos hablan de que hubo un juramento de obediencia a la Asamblea General Constituyente y Soberana del año 1813 y no a la Bandera de Belgrano; pero ¿qué hay de cierto en esto? Veamos…


El general, luego presidente e historiador Bartolomé Mitre al respecto realiza una crítica escribiendo que “tres contemporáneos, y dos de ellos actores en esta escena, han dado distintos significados a este acto, sin que hasta ahora nadie se haya tomado el trabajo de ilustrar este punto tan dudoso. Según el coronel José Arenales en sus Noticias Históricas sobre el Chaco (pág.67), este juramento fue la solemne declaración de la independencia hecha por el ejército. Según el general Paz en sus Memorias Póstumas (tomo 1, pág. 72), lo que se juró en ese día fue la bandera que se les presentó y añade que así lo entendieron sus compañeros. Según el coronel Lugones en sus Recuerdos Históricos (pág.34) considera que aquel acto fue simplemente la inauguración de la bandera azul y blanca… … para aumentar las dudas -sigue Mitre- que había respecto del significado del juramento en el río Pasaje, el senador de la Confederación Argentina don Marcos Paz, con motivo de una moción que presentó al Congreso, dijo que él, (esta ceremonia), importó nada menos que la declaración de un acto de verdadera independencia, lo que es cierto en cuanto a la bandera; pero que no lo es que ese fuera el objeto principal del acto. Los documentos con que apoyaba su aserto el señor Marcos Paz los publicó en el Nacional Argentino del 2 de Setiembre de 1857, tomándolos de la Gaceta Ministerial de 1813; pero desgraciadamente no se fijó que el documento principal que se publicó en el núm. 48 de la mencionada Gaceta, salió trunco por un error de imprenta, hallándose la rectificación de este error en el núm. 57 de la misma, a petición de Belgrano. La causa de estas contradicciones –dice Mitre- es no haberse publicado hasta ahora el oficio en que el Gobierno prescribía la forma en que debía hacerse el juramento a la Asamblea, y que es de fecha 1° de Febrero de 1813. En él se le decía: que se sujetase a las fórmulas de los juramentos que se acostumbra a tomar a los reclutas, lo mismo que se ordenó con igual fecha a Sarratea, jefe del ejército de la Banda Oriental. Así, pues, lo que se juró en este día, fue la Asamblea General, con la fórmula del juramento de banderas, aprovechando Belgrano esta oportunidad, para enarbolar nuevamente el pabellón celeste y blanco, que había prometido no volver a desplegar sino después de una gran victoria, y en víspera de otra”.



Claro, en realidad el juramento tenía que realizarse a la Asamblea General Constituyente; pero el general Belgrano que en esos días se encontraba vadeando el río Pasaje, siendo autorizado por fin a utilizar la bandera azul celeste y blanca, realizó un doble juramento lleno de júbilo por poder cumplir su ansiado sueño de la bandera de su creación. Ese 13 de febrero de 1813 bautiza por tercera y última vez al histórico río que nació llamándose Salado, para ser rebautizado como Pasaje, por la existencia del paso que existía en el lugar de los hechos que nos ocupan y ahora Juramento. No solo a la Asamblea, sino como muchos apuntan a la que a la postre será nuestra enseña patria. Veamos como fue el acto…

Las tropas de Belgrano cruzaron desde la banda sur a la norte del río Pasaje, entre los días 9, 10 y 11. No fue una tarea fácil a pesar del paso existente, pues recordemos que en febrero aun son fuertes las lluvias en esta región y que el río venía crecido por los aportes de sus afluentes que venían desde el valle Calchaquí y el de Lerma, en la región de las Sierras Subandinas.



El 13 de febrero el ejército formó un gran cuadro en la orilla norte del río. Belgrano pasa revista a sus hombres y luego, en el centro de la formación, con una breve arenga, les comunica las razones del acto. Manda a leer en voz alta la circular del gobierno declarando la supremacía de la Asamblea General y ordenando que todos le jurasen obediencia. Posteriormente se presenta el coronel Eustaquio Díaz Vélez, mayor general del ejército, trayendo al compás de la banda de música, escoltada por una compañía de Granaderos, una bandera azul y blanca. Era la misma bandera que había enarbolado en Rosario en 1811 y que había bendecido en Jujuy en 1812 y que había tenido que arriar por orden del gobierno que dispuso que la guarde para cuando ocurra una gran victoria. La victoria ya había tenido lugar, por lo que esta vez, con la seguridad de que ya no le prohibirían su uso en las batallas, aprovechó la oportunidad para jurar a la Asamblea y a la bandera bicolor al mismo tiempo.

Entonces debemos recordar que si hubo juramento a la Asamblea General Constituyente; pero al mismo tiempo hubo un juramento a la bandera también. ¿Y cómo fue esto? De la siguiente manera…

El general, desenvainando su espada, dirigió a sus hombres formados las siguientes palabras, señalando la bandera: “Este será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los defensores de la Patria”. Acto seguido prestó, en presencia de las tropas el juramento de obediencia a la Soberana Asamblea para luego tomarlo individualmente a los jefes de cuerpo; interrogó nuevamente a las tropas con las fórmulas prescriptas por el gobierno y tres mil voces respondieron a coro: ¡Sí, juro!

La fórmula dispuesta podría haber sido más o menos formulada de la siguiente manera: “Formación 13 de febrero de 1813. ¿Juráis por Dios y los Santos Evangelios, obedecer y respetar fielmente, aún a costa de la propia vida, las órdenes y disposiciones emanadas por la Asamblea General Constituyente reunida en la ciudad de Buenos Aires?”

Seguidamente, colocando su espada en forma perpendicular al asta de la bandera, entonces desfilaron sucesivamente todos los soldados y besaron uno a uno esa cruz militar, sellando con un beso el juramento que acababan de prestar, en las propias palabras de Bartolomé Mitre. Concluido el acto, se grabó en un árbol gigantesco esta inscripción: “Río del Juramento” .

El general, al dar cuenta al gobierno de este solemne acto, informa: “Todos se felicitan por considerarse revestidos con el carácter de hombres libres, y las más ardientes protestas de morir antes de volver a ser esclavos, han sido las expresiones con que han celebrado tan feliz nueva, y que deben afianzar las esperanzas de cimentar muy en breve el gran edificio de nuestra libertad civil”.

Esa misma tarde el ejército siguió su marcha silenciosa a Salta, en busca del triunfo del día 20. Quedaban 26 leguas y el enemigo no lo había sentido todavía.




FUENTE:
MITRE, Bartolomé. “El Juramento de la Bandera. Capítulo XXI. Salta. 1813”. pp.166 a 168 en HISTORIA DE BELGRANO Y DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA. Tomo 2. Ed. Félix Lajouane. Buenos Aires. 1887.

El chiste del gringo y el mexicano

El antropólogo James Ferguson, de la Universidad de Stanford, contaba hace algún tiempo un chiste delicioso.

Un turista gringo entra en un bar de Tijuana, en México, y observa con sorpresa la frialdad con la que le tratan los parroquianos del lugar.

En busca de una explicación, se acerca a un mexicano apostado en la barra y le pregunta si no podrían tomar unos tragos juntos.

El mexicano rehúsa diciendo: "Mire, ustedes los gringos vinieron aquí en 1840 y nos quitaron la mitad de nuestro país. Ahora se sientan allí -señalando al otro lado de la frontera- con sus autos, sus piscinas y sus rascacielos, mientras nosotros aquí nos sentamos sobre nuestra pobreza. ¿Por qué debería beber con usted?", le recrimina.

El gringo responde: "¿Me quiere decir que todavía, casi dos siglos después, no pueden perdonarnos por llevarnos la mitad de su país?".

"No", responde el mexicano. "Yo puedo perdonar eso. No es fácil, pero incluso puedo perdonar que ustedes se llevaran la mitad de nuestro país. Pero hay una cosa que no puedo perdonar".

"¿El qué?", pregunta intrigado el gringo. "Lo que no puedo perdonar es que no se llevaran también la otra mitad".
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Cuba en la era de Raúl Castro

por Carlos Alberto Montaner

Raul Castro
Raúl Castro le entregó el pasaporte a Yoani Sánchez. Personalizo la anécdota porque “el gobierno cubano” es una entelequia. Desde hace más de medio siglo ahí se hace lo que desean y deciden los hermanos Castro. 

Nadie aclaró nada sobre la larga lista de cubanos “regulados” que no pueden salir del país. Le negaron el pasaporte, por ejemplo, a Rosa María Payá, la hija de Oswaldo, el líder democristiano muerto en un accidente de tránsito recientemente. Los Castro son los dueños del rebaño. Pueden hacer lo que les da la gana con sus súbditos.

Sin embargo, es obvio que Raúl Castro desea hacer algunos cambios. ¿Por qué? Porque se da cuenta del horrendo desastre provocado por la revolución. Él no es, como Fidel, un tipo cegado por las fantasías ideológicas. Es más práctico. Tiene los pies en la tierra. Naturalmente, no es mejor que su hermano. Fidel asesinaba u ordenaba asesinatos por cálculos políticos. Raúl mataba como una tarea revolucionaria. Era, creía, su sanguinario deber.

¿Por qué no avanzan las reformas? Lo ha explicado muy objetivamente el economista Carmelo Mesa Lago, decano de los estudios cubanos, en un excelente libro, titulado como este artículo, publicado en España por la Editorial Colibrí: 

Las reformas estructurales, que son más complejas y cruciales, mayormente no han logrado un claro éxito hasta ahora, en buena parte debido a trabas y desincentivos (algunos suavizados por ajustes posteriores), pero también por fallas de diseño y profundidad en los cambios. La actualización del modelo económico, con predominio de la planificación centralizada y la empresa estatal, tiene el lastre de 52 años de similares intentos fallidos”.

En Cuba –de acuerdo con la obra de Carmelo– ha habido diez ciclos económicos y numerosas reformas, invariablemente frenadas y revertidas por la obsesión fidelista por el control, el colectivismo y la visión dogmática. Esta vez no es diferente. Es verdad que gobierna Raúl, pero la sombra de Fidel planea sobre los cambios y los impide.

Cuando Raúl les dice a los visitantes que llegan a su despacho que “alguna gente” se opone a los cambios y debe ir muy gradualmente para vencer esos obstáculos, es un penoso eufemismo. “Alguna gente” es Fidel Castro. Allí no hay nadie con autoridad o pantalones para frenar nada o para oponerse, exceptuado el viejo y muy deteriorado Comandante.

Es al revés: entre la clase dirigente prevalece la misma sensación de fracaso y frustración que embarga al propio Raúl. Si mañana el general-presidente, ante la evidencia de que no sirve para nada, se atreviera a admitir que hay que desmontar total y rápidamente ese absurdo disparate, los aplausos lo dejaban sordo.

Pero su subordinación intelectual y emocional a Fidel es absoluta. Gobierna para complacerlo, aunque intuya que se está equivocando. 

El discurso que Raúl acaba de pronunciar en Chile durante la reunión de la CELAC, donde se refiere a Fidel como su “jefe”, es la penosa demostración de esta enfermiza relación. Ahí están, encapsuladas, todas las seculares tonterías antiamericanas y antieconómicas que mantienen a Cuba en la miseria y a los cubanos soñando con huir de esa pesadilla.

Lo curioso es que Raúl Castro tiene entre sus objetivos restablecer y normalizar las relaciones con Estados Unidos, y sabe que eso va a ser imposible si no comienza una apertura política real.

Se lo explicó el presidente Obama al periodista José Díaz-Balart de la cadena Telemundo: para considerar un cambio radical de la política norteamericana hacia Cuba hay que soltar los prisioneros, aceptar la prensa libre y el derecho a la libre asociación. Es lo mínimo.

Está muy bien que le den el pasaporte a Yoani, pero no es suficiente. Desde la perspectiva de Washington, es la dictadura cubana la que debe renunciar a sus peores rasgos. Es muy interesante que en la Isla todavía rueden autos de hace setenta años, pero es trágico que ese pobre país siga gobernado con el espíritu y las reglas de esa época. Obama dixit.