Diabetes tipo 1, más letal para mujeres

Miércoles 11 de febrero del 2015, 02:58 pm


Las mujeres con diabetes tipo 1 tienen mayor riesgo de muerte que los hombres con la misma enfermedad, señala investigación de la Universidad de Queensland, en Australia.

Tras analizar 26 estudios que incluyeron a más de 200 mil personas, los investigadores encontraron importante relación entre pacientes con diabetes y riesgo de muerte. Los resultados obtenidos mostraron que las mujeres con diabetes tipo 1 tenían un riesgo 37% más alto de morir por accidente cerebrovascular (el flujo de sangre hacia alguna parte del cerebro se detiene) y 44% más de fallecer por enfermedad en el riñón comparadas con hombres con la misma afección.

"La diabetes tipo 1 aumenta el riesgo de muerte prematura en ambos sexos, sin embargo, es mucho más letal para ellas", explicó Rachel Huxley, investigadora líder del estudio y directora del Centro de Ensayos Clínicos y Bioestadística de Queensland en dicha universidad.

La diabetes es enfermedad que afecta el modo en que el cuerpo utiliza la glucosa (forma principal de azúcar en sangre); la de tipo 1 se manifiesta cuando el páncreas pierde su capacidad de producir la hormona insulina, que convierte el azúcar, almidones y otros alimentos en energía.

Las mujeres tienen más dificultades para controlar los niveles de azúcar en sangre debido a varios factores, como niveles hormonales cambiantes (sobre todo en la pubertad), que pueden afectar la sensibilidad de su organismo a la insulina y provocar fluctuaciones en los niveles de glucosa, según Huxley y los coautores de este informe que aparece en la versión en línea de una de las publicaciones médicas con mayor prestigio (The Lancet Diabetes & Endocrinology).

Igualmente, los investigadores señalaron que los niveles altos de azúcar en sangre provocarían más daño en los vasos cardiacos de mujeres que en hombres.

Los hallazgos sugieren que jóvenes y mujeres con diabetes tipo 1 necesitarían una monitorización adicional, no sólo para garantizar que mantienen bajo control sus niveles de glucosa, también para asegurar que los índices de otros factores de riesgo importantes, como la presión arterial, están siendo vigilados, planteó Rachel Huxley.


Esto que cuentan y no me creo lo han publicado aquí: http://www.saludymedicinas.com.mx/noticias/diabetes-tipo-1-letal-mujeres.html

Utilizan ansiolíticos para crear fármacos para la diabetes


12 de Febrero de 2015



Valium, Orfidal, Trankimazin, Lexatin... se trata de algunas marcas de ansiolíticos, fármacos utilizados para el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso central -desde la ansiedad, el insomnio, la epilepsia o la depresión- que han probado desde hace décadas su eficacia y seguridad.

Todos ellos tienen algo en común: son benzodiazepinas, una familia de compuestos químicos que han contribuido más que ninguna otra al arsenal terapéutico que se dispone en la actualidad. Son, en términos químicos, estructuras o anillos privilegiados por su capacidad de proporcionar un considerable número de medicamentos para distintas patologías, que en este caso van desde los trastornos psiquiátricos a su uso como relajante muscular y coadyuvante en anestesia odontológica o endoscópica.

Cuenta La Voz de Galicia, que hasta ahora, su acción ha estado limitada a las enfermedades del sistema nervioso central. Sin embargo, parece que podrían ser eficaces para otras patologías totalmente diferentes, como la diabetes, el asma o la tuberculosis, manteniendo su mismo nivel de seguridad y eficacia; y todo ello, gracias a un nuevo método de síntesis de las benzodiapezinas más eficiente, rápido y respetuoso con el medio ambiente que ha desarrollado un equipo del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (Ciqus) de la Universidade de Santiago, en colaboración con un grupo deFamacología de la Facultad de Medicina de la misma institución.

El trabajo, en el que también participan científicos de las universidades de Vigo y Valencia, se ha publicado en la revista científica Journal of Organic Chemistry, y en él se cuenta que los nuevos derivadosbenzodiazepínicos obtenidos con el innovador procedimiento -hasta 80 moléculas representativas con principios terapéuticos- mantienen la estructura de la familia a la que pertenecen, solo que al esqueleto molecular se le cambian las piezas para, por un lado, eliminar su actividad sobre el sistema nervioso central y, por otro, dirigir su acción hacia nuevas dianas en el organismo, como el asma, la tuberculosis o la diabetes, en donde se han validado los primeros resultados en la fase de evaluación farmacológica.

Es precisamente en este aspecto donde radica la verdadera importancia del hallazgo. "La metodología que empleamos nos permite obtener nuevos derivados que son completamente desconocidos", ha explicado Eddy Sotelo, responsable del grupo de descubrimiento preliminar de fármacos en el Ciqus y que ahora se encuentra en una estancia profesional en la Universidad de Cambridge, donde realizará la evaluación biológica de las moléculas.

Este trabajo también se realizará en Santiago coordinado por Manuel Freire Garabal, del departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina.

Se trata de reinterpretar los fármacos ya existentes, bien conocidos y probados, para buscarles nuevas aplicaciones en otras enfermedades. "Es una estrategia más segura a la hora de desarrollar medicamentos, porque trabajamos sobre un esqueleto ya conocido, sobre un valor seguro del que conocemos su toxicología, solubilidad, forma de administración y seguridad", corrobora Sotelo, que advierte que el nuevo método de síntesis química que ha desarrollado puede ser de gran interés para la industria farmacéutica, especialmente en un momento en el que la crisis está frenando la creación de nuevos medicamentos.

Imagen'Reciclar medicamentos, una costumbre muy sana'











Esto ha salido publicado aquí: http://www.infodiabetico.com/index.php/component/content/article/93/1964

Diabetes y el negocio de medicalizar la salud

EL NEGOCIO DE LA SALUD
Diabetes y el negocio de medicalizar la salud

Cambios de los estándares de la enfermedad han creado a millones de enfermos.

Ana Álvarez
Diagonal
11/02/15

En las últimas décadas se han sucedido informaciones alertando sobre la “epidemia” de diabetes, campañas de prevención centradas en la importancia de un control exhaustivo de los niveles de glucosa y toda una industria sanitaria alrededor de esa cifra. Muchos médicos denuncian hoy que esta visión simplista de la enfermedad está convirtiendo en enfermos a personas sanas y no ayuda a tratar correctamente a las personas verdaderamente enfermas, además de generar enormes dividendos a la industria farmacéutica.

Nos referimos a la diabetes tipo 2, la propia de las personas mayores, ligada a la alimentación o los malos hábitos de vida. No confundir con la diabetes tipo 1, enfermedad autoinmune que se produce en personas jóvenes, en las que la muerte de las células del páncreas hace que necesiten insulina externa. La diabetes tipo 2 “es una enfermedad muy compleja, que por ahora no entendemos, y al centrarnos excesivamente en la glucosa en sangre nos equivocamos”, explica Juan Gérvas, médico general jubilado, doctor en medicina y profesor visitante de la Escuela Nacional de Salud Pública.

Dr. Juan Gervás: Los ricos mueren por exceso de atención médica". La Vanguardia.

Aumento artificial del número de enfermos

Desde los años 90, una serie de cambios han convertido en enfermos a millones de personas. Un grupo de expertos convocados por la Asociación Americana de la Diabetes modificó en 1997 el umbral de azúcar en sangre por encima del cual se consideraba que se padecía diabetes tipo 2. Pasó de 140mg/dl a 125. Automáticamente, sólo en EE UU 1,9 millones de personas pasaron a tener la enfermedad y a ser susceptible de ser medicados. La cifra prácticamente se duplicó en ese país, y en todo el mundo. Algunos investigadores alertaron de las consecuencias. “No hay evidencias de que corregir estas elevaciones leves mejore la salud”, afirmaban los investigadores Steve Woolf y Stephen Rothemich, en el American Family Physicianya en 1998.

Además de este cambio, desde 2003 se fija un segundo baremo para las personas con un nivel de azúcar superior a 100mg/dl, que pasan a ser diagnosticadas como 'prediabéticas'. Se trata de una etiqueta para denominar a personas sanas con cifras de glucosa en sangre ligeramente elevadas, pero no lo suficiente como para ser consideradas diabéticas, y que a largo plazo pueden presentar un riesgo más alto que el resto de la población de desarrollar la enfermedad. Es, por tanto, un indicador y no una enfermedad en sí. A pesar de ello, en 2008 y 2013 nuevas declaraciones de sociedades médicas establecieron que los medicamentos para la diabetes podían ser aplicados para tratar la prediabetes, si los niveles no bajaban por otras vías (alimentación adecuada, ejercicio...). Las ventas de medicamentos se dispararon. “La lógica del tratamiento de prediabetes con medicamentos es básicamente estúpida”, afirmaba James McCormack, farmacéutico y profesor de la Universidad de Columbia Británica. “Tratamos al 100% de las personas con prediabetes con un medicamento para prevenir que menos de un 15% de esas personas desarrollen diabetes, condición para la que pueden necesitar ese medicamento”.“No hay ningún beneficio probado en dar un tratamiento de antidiabéticos a estas personas antes de que desarrollen diabetes, sobre todo porque muchos de ellos nunca van a desarrollar diabetes”, denunciaba John S. Yudkin, en una investigación realizada en 2014 por el University College de Londres y la Clínica Mayo.

Enrique Gavilán, médico de familia y responsable de investigación del Laboratorio de Prácticas Innovadoras en Polimedicación y Salud, polimedlab, alerta sobre esta nueva realidad: “El concepto de prediabetes es similar al de otras pre-enfermedades, como la prehipertensión o la preosteoporosis. Nos hacen ver que son estados que inevitablemente darán paso a enfermedades que son temidas por todos, pero la realidad es que en un porcentaje muy importante esto no es así”. En esta línea insistía John S. Yudkin en que “la prediabetes es una categoría artificial con cero relevancia clínica”. Juan Gérvas ironizaba a este respecto: “Uno termina teniendo prediabetes, prehipertensión y estando premuerto”.

¿Pero quién se encarga de determinar estas cifras? Grupos de expertos, de profesionales, cuyas vinculaciones con la industria farmacéutica han sido puestas en cuestión. Según una reciente investigación periodística publicada por el prestigioso periódico norteamericano Milwokee-Wisconsin Journal Sentinel, “Cada uno de los paneles de expertos que cambiaron las definiciones de enfermedad para aumentar el número de enfermos susceptibles de ser tratados con medicamentos contaban con miembros que recibieron dinero de este tipo de empresas [...] 13 de los 19 miembros del comité de expertos de 2013 recibieron más de 2 millones de dólares de la industria de la diabetes por hacer de conferenciantes o trabajos de consultoría desde 2009, según un análisis de los datos de las propias compañías farmacéuticas”. En dicha investigación se recoge que la industria de la diabetes ha convertido en enfermos al 45% de los adultos norteamericanos (71 millones de personas) generando un volumen de negocio para las farmacéuticas, sólo en EE UU, de 23 mil millones de dólares al año, “más que los ingresos combinados de la Liga Nacional de Fútbol, la Liga Mayor de Béisbol y la Asociación Nacional de Baloncesto”.

“Recuerdo el cambio de definición de diabetes cuando estaba estudiando y todos lo veíamos como un avance, que creíamos que podía mejorar la atención a los pacientes. En ningún caso adivinábamos que detrás de todo esto había intereses comerciales, sociedades científicas al servicio de esos intereses”, se lamenta Abel Novoa, médico de familia y presidente de NoGracias, plataforma por la transparencia, la integridad y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica. Novoa explica que el caso de la diabetes no es único. Los estándares clínicos de varias enfermedades han sido modificados también en las últimas décadas. La hipercolesterolemia, la hipertensión arterial o el sobrepeso han visto descender los niveles que determinan estas enfermedades, y se ha conseguido incrementar el número de personas susceptibles de ser tratadas con medicamentos de una manera abrumadora.

Resultados dudosos

Visto el incremento del gasto, cabe preguntarse si ha sido útil, si la medicación para mantener los índices de glucosa “normales” ha conseguido disminuir la mortalidad de las personas diabéticas. Numerosos estudios han apuntado que no ha sido así. “Desde 2004 a 2013, ninguno de los treinta nuevos medicamentos para la diabetes que han entrado en el mercado han demostrado mejorar los resultados clave, tales como la reducción de ataques cardíacos o cerebrales, ceguera u otras complicaciones de la enfermedad”, recoge la investigación realizada por el Milwaukee Journal Sentinel. De hecho, se ha demostrado que intentar que los diabéticos mantuviesen la mayoría del tiempo una cifra de glucemia cercana a la normalidad incrementaba su mortalidad, según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine. Esta investigación, realizada en 2008, detectó una tasa un 22% mayor de muerte por cualquier causa y una tasa un 35% mayor de muerte por causas cardiovasculares en las personas con diabetes tipo 2 cuyo azúcar en sangre había sido puesta bajo control intensivo.

Abel Novoa advierte del daño que produce este control estricto en la población más mayor: “Hipoglucemias, muchas visitas a urgencias, caídas... Pero claro, convencer a las personas mayores de que no pasa nada porque tengan 250 de azúcar es muy complicado, les da mucho miedo. Un miedo que hemos introducido nosotros, los médicos. Y los médicos influidos por sociedades científicas”. De hecho, el sobretratamiento es uno de los factores causantes de un mayor número de muertes en Europa. “Los datos oficiales de la UE son de 197.000 muertos al año por efectos adversos de los medicamentos. 600 muertos diarios, cuando por accidentes de tráfico mueren 75 personas al día en la UE”, explica Gérvas.

Prueba de que estos estrictos controles de glucosa no son efectivos es precisamente el caso del Estado español, donde a los pacientes diabéticos se les dedica un gran esfuerzo diagnóstico y terapéutico, que consigue buenos índices de control de la glucosa y, a pesar de ello, los indicadores de amputaciones y otras enfermedades derivadas son mucho peores a la media europea. “No estamos prestando la atención que merecen y necesitan los pacientes que tienen gravedad, y sin embargo estamos disparando la oferta de tratamientos a pacientes que no lo son. Lo estamos haciendo mal por arriba y por abajo”, denuncia Gérvas.

Y esto por no hablar de los efectos secundarios de los fármacos. “Los medicamentos antidiabéticos tienen, dependiendo del tipo, cada vez más efectos secundarios. Hace poco se retiró un antidiabético, el Avandia, un superventas internacional, que estuvo diez años en el mercado, causando infartos y accidentes cardiovasculares. Ten en cuenta que la diabetes se trata para evitar, entre otras cosas, el que haya infartos e ictus”, explica Novoa. “Los laboratorios lo único que hacen es demostrar que un medicamento disminuye el azúcar para conseguir que sea aprobado. No se les pide que disminuya la mortalidad cardiovascular”, añade. “Un médico con las mejores intenciones y estudioso, preocupado por sus pacientes, si sigue estrictamente las guías de práctica médica es muy probable que provoque más daño que beneficio. Esto es lo más terrible. La medicina está en una situación muy complicada. La ciencia en la cual se basan muchas decisiones está viciada de base, está sesgada. No responde ya a las necesidades de los pacientes, sino a las variables que le interesa a la industria médica para vender más medicamentos”, denuncia Novoa.

En lo que todos los datos coinciden es que, en el caso de la diabetes tipo 2, la clave no parece estar en la glucosa, sino en una variable mucho más compleja: la pobreza. “Se transmite la idea de que la diabetes la tenemos todos, cuando no es así”, afirma Gérvas. “La diabetes se parece más a un problema social, como la drogadicción, que a un problema médico. El enfoque puramente médico, que es el que existe ahora mismo, no va a ningún lado. Se habla de educación para la salud, que es como echarle la culpa al individuo de sus costumbres, cuando lo que determina las costumbres de las personas es dónde han nacido: su contexto social, su nivel socioeconómico. Por eso cada vez preferimos hablar más de condiciones de vida y no de estilos de vida. La nuestra es una sociedad injusta que no le da las mismas oportunidades a todos los ciudadanos y que hace que los más pobres, los que tienen menos cultura, los que no viven en barrios que tengan parques al lado, y esto está medido científicamente, tengan unas condiciones que hacen que sean obesos, coman peor, no hagan ejercicio y finalmente desarrollen diabetes. Se dedican millones de euros a tratar con medicamentos cosas que tienen un origen social y que, con toda seguridad, mucho menos dinero dedicado a intentar mejorar estos condicionamientos sociales tendría muchísimo más impacto en la enfermedad. Ésta es la paradoja”, sentencia Novoa.

Camino por delante

Para los colectivos críticos existen tres frentes de trabajo. El primero es generar conciencia crítica entre los y las profesionales sanitarios. “En esta situación de crisis, los sistemas públicos de salud están muy debilitados y los profesionales están todavía más en manos de la industria. Es muy difícil escapar de su influencia”, alerta Novoa. Además, cuando se hacen este tipo de denuncias, las reacciones son conocidas. “Al momento recibes acusaciones de radical, de ir contra la ciencia, de generar preocupación en la ciudadanía. Aparece todo el poder mediático, con la capacidad que tiene la industria de influir en los medios de comunicación, y quedan como médicos extremistas o ideológicamente sesgados”, se lamenta Novoa. Pero los colectivos de profesionales sanitarios críticos crecen en todo el mundo.

El segundo camino es fomentar la capacidad crítica en la población general. Gérvas contempla dos problemas: “la distancia a la autoridad médica, que en España es demasiada y no debe ser excesiva, y una expropiación de la salud”. “Las personas han perdido por completo capacidad de acción sobre las enfermedades, la autorresponsabilidad de la salud. Vemos cómo se llenan las urgencias por catarros, que todos hemos sabido cómo cuidarse y no necesitábamos ir al médico a que nos certificase que es gripe. Nos controlan inyectándonos miedo, y para hacernos serviles frente a la autoridad médica”, apunta Gérvas.

Con una población y profesionales sanitarios con capacidad crítica, el siguiente paso es conseguir una mayor transparencia, que implicaría, por ejemplo, conocer los resultados de los experimentos que se realizan. “La industria se guarda la potestad de publicar o no los resultados. Esto es un problema, porque hay un sesgo. La industria siempre elige los ensayos clínicos que van a su favor”, explica Novoa. Ahora mismo existe una alianza internacional llamada alltrials para exigir que todos los ensayos se publiquen para que puedan ser analizados por investigadores independientes. Más de 400 instituciones científicas internacionales la han apoyado ya.







Esto está publicado aquí: https://www.diagonalperiodico.net/panorama/25569-diabetes-y-negocio-medicalizar-la-salud.html

El nuevo Apple Watch medirá los niveles de glucosa gracias a un sensor subcutáneo


MADRID, 9 Feb. (Portaltic) -

Aunque, según los últimos rumores, Apple Watch llegará a las tiendas en abril, las informaciones sobre sus futuras habilidades no dejan de sucederse. Al parecer, los de Cupertino han facilitarán el día a día de los diabéticos y su 'wearable' soportará una 'app' que también llegará en abril y permitirá monitorizar los niveles de glucosa en sangre de la persona que lo lleve.

DexCom, compañía encargada del desarrollo de la aplicación, ha explicado que su herramienta medirá esos niveles cada 5 minutos gracias a un sensor que se colocará bajo la piel del paciente. La 'app' mostrará su evolución mediante un gráficoque aparecerá en la pantalla del reloj.

La meta es que los diabéticos hagan sus mediciones de glucosa de la manera más fácil y rápida posible. Esta misión parece ser un reto común para las tecnológicas ya que Google anunció el año pasado que pensaba lanzar unas lentillas inteligentes que harían algo parecido. Además, estos movimientos enfocados en la salud, reafirman el objetivo del Apple Watch de no quedarse en un mero 'smartwatch' y convertirse también en un dispositivo centrado en la salud y el fitness.


Publicado en http://www.europapress.es/portaltic/gadgets/noticia-apple-watch-medira-niveles-glucosa-gracias-sensor-subcutaneo-20150209164123.html?utm_content=buffer56b87&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

¿Por qué se utilizan más las bombas de insulina en Europa que en España?


22 enero 2015
Autor Dra. Pilar Martín Vaquero
Imagen: Bomba de insulina Accu check Combo
¿Qué es lo que está ocurriendo en España para que no se pongan estos dispositivos a pesar de haber demostrado su utilidad y su coste-eficacia? ¿Influye la crisis para que los gestores de los hospitales se nieguen a financiarlas y si lo hacen lo lleven a cabo de manera tan precaria? ¿Son más caras las bombas en España respecto al resto de países europeos? Aunque muchas de estas preguntas están en la mente de todos, no se pueden dar respuestas certeras a todas ellas. Sin embargo, en nuestro post de hoy intentaremos explicaros algunos puntos de vista.

Bomba de infusión continua de insulina
Los detractores de la terapia con bombas de infusión subcutánea continua de insulina (ISCI) señalan que los logros observados con esta terapia frente a las múltiples dosis de insulina (MDI) en distintos metaanálisis son realmente escasos si se tiene en cuenta la inversión económica y el coste del tiempo empleado por los profesionales. Ahora bien, las razones son más complejas, ya que esta terapia requiere un esfuerzo importante en tiempos médicos con respecto al tratamiento convencional con insulina, por lo que algunos especialistas no quieren asumir lo que consideran una sobrecarga en su trabajo habitual.

Los gastos de la terapia ISCI en España son de los más bajos de la Unión Europea (por ejemplo, suponen casi una tercera parte del coste con respecto a Francia e Italia), por lo que en términos económicos parece difícil atribuir la menor implantación de esta terapia a esta causa.

Las plantillas de endocrinólogos en los hospitales españoles es probable que no tengan nada que envidiar a las existentes en otros países. Es cierto que tenemos que abogar por la figura reconocida del educador en diabetes y también lo es, que hay que acabar con la inercia terapéutica de algunos profesionales y hacer valer ante nuestros gestores sanitarios, la importancia en vidas (y también económica) que acarrea mejorar el control de la diabetes con este tipo de iniciativas.



Autor Dra. Pilar Martín Vaquero

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Publicado en: http://www.d-medical.com/2015/01/por-que-se-utilizan-mas-las-bombas-de-insulina-en-europa-que-en-espana/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+dmedical+%28d-m%C3%A9dical%29

Fructosa ¿aliada o enemiga de diabéticos?



Por: Redacción Quo
Miércoles 11 de febrero de 2015



Estudios recientes han mostrado que los azúcares añadidos, especialmente los que contienen fructuosa, son el motor principal de la diabetes y pre-diabetes, incluso más que otros carbohidratos. Los expertos que escriben en Mayo Clinic Proceedings cuestionan las directrices dietéticas actuales que permiten hasta un 25% de las calorías diarias totales como azúcares agregados y proponen reducciones drásticas en la cantidad de azúcar y fructuosa, especialmente añadida, que la gente consume.
Dos glúcidos: glucosa y fructosa
De acuerdo con un comunicado de ErukAlert!, a nivel mundial, aproximadamente uno de cada diez adultos tiene diabetes tipo 2. En 1980 había 153 millones de personas afectadas por la enfermedad en todo el mundo, para 2008 la cifra había aumentado a más del doble con 347 millones. En Estados Unidos, 29 millones de adultos (uno de cada 11) tiene diabetes tipo 2, mientras que otros 86 millones (dos de cada tres) tienen pre-diabetes.

En los niveles actuales, el consumo de azúcar añadido y, en particular, el de fructuosa añadida, están impulsando un empeoramiento de la diabetes tipo 2”, dijo el autor principal Dr. James J. DiNicolantonio, un científico de la investigación cardiovascular en el Mid America Heart Institute de San Lucas, Kansas Citye en Estados Unidos. “Aproximadamente el 40% de los adultos estadounidenses ya tienen algún grado de resistencia a la insulina con proyecciones que casi el mismo porcentaje desarrollará diabetes franca”.

La fructosa es un azúcar, como la sacarosa.
El resultado neto de consumo excesivo de fructuosa añadida es un trastorno global tanto del metabolismo como de la resistencia a la insulina, dicen los autores. Otros azúcares de la dieta sin fructuosa parecen ser menos perjudiciales en estos aspectos. De hecho, varios estudios clínicos han demostrado que, en comparación a la glucosa o almidón, el intercambio isocalórico con fructuosa o sacarosa conduce a aumentos en la insulina en ayunas, glucosa en ayunas y a las respuestas de la insulina/glucosa a una carga de sacarosa.

Esto sugiere que la sacarosa (en particular el componente de fructuosa) es más perjudicial en comparación con otros hidratos de carbono”, agrego el Dr. DiNicolantonio.

Los datos sugieren que sólo la glucosa en sustitución de almidón con azúcar de mesa que contiene fructuosa (sacarosa) se traducen en efectos metabólicos adversos significativos. Los efectos adversos son más amplios con el aumento de resistencia a la insulina y más profundos con mayores proporciones de fructuosa añadida en la dieta.

La totalidad de la evidencia es convincente para sugerir que el azúcar añadido y, especialmente, la fructuosa añadida (por lo general en forma de jarabe de maíz de alta fructuosa y el azúcar de mesa), son un serio y creciente problema de salud pública, según los autores.

Las Guías Alimentarias 2010 para los estadounidenses dicen que es aceptable para algunas personas que consumen hasta un 19% de calorías provenientes de azúcares añadidos, y el Instituto de Medicina permite hasta un 25% de azúcares añadidos del total de calorías. En contraste, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los azúcares añadidos no deben constituir más del 10% de la ingesta calórica de un día entero, con una propuesta para reducir este nivel al 5% o menos para una salud óptima.

Estos niveles estarían más en línea con los que los autores recomendarían y del mismo modo a las recomendaciones existentes de la American Heart Association (AHA) –a no consumir más de seis cucharaditas (24 gramos) de azúcar por día en el caso de las mujeres y no más de nueve cucharaditas (36 gramos) de azúcar por día en el caso de los hombres.

Mientras que la fructuosa se encuentra de manera natural en algunos alimentos integrales como frutas y verduras, el consumo de estos alimentos no representa ningún problema para la salud humana. De hecho, consumir frutas y verduras es una probable protección contra la diabetes y la disfunción cardiometabólica, explicaron DiNicolantonio y sus colegas.

Los autores proponen que las directrices dietéticas deben modificarse para alentar a las personas a sustituir los alimentos procesados, cargados de fructuosa y azúcares añadidos, con alimentos integrales como frutas y verduras.

La mayoría de las directrices existentes están a la altura de esta marca en el costo potencial de empoderamiento de los índices de diabetes y cardiovasculares relacionadas y otras consecuencias”, escribieron.

Los autores también creen que debería haber incentivos para que la industria agregue menos azúcares, sobre todo fructuosa, a los alimentos y bebidas que se producen. Y concluyen que “a nivel individual, limitar el consumo de alimentos y bebidas que contienen azúcares añadidos, fructuosa particularmente, puede ser una de las estrategias más eficaces para garantizar la propia salud”.




Publicado en http://quo.mx/noticias/2015/02/11/fructosa-aliada-o-enemiga-de-diabeticos

¿Cómo trata usted a sus riñones?

Se estima que un 10% de la población mundial padece de alguna insuficiencia renal, la cual puede deteriorar la formación ósea o generar anemia
Elizabeth Araujo
Miércoles 11 de febrero de 2015, 11:49 am


Seguramente nunca haya relacionado la calidad de sus huesos con el estado de sus riñones, pero lo cierto es que tienen un papel fundamental en la formación y mantenimiento óseo. Al cuidar de ellos estamos preservando el equilibrio de nuestro organismo, pero, ¿hace todo lo posible por mantener en forma estos órganos? ¿sabe que a partir de los 35 años cada año se pierde un 1% de la función del riñón? ¿Tiene presente que la diabetes es la primera causa de insuficiencia renal?

“Con la edad se va perdiendo función renal. A los 60 años, esta ha caído un tercio de lo normal. No obstante, con esta capacidad los riñones pueden cumplir su función. No hay problema si no hay enfermedad renal”, señala el nefrólogo Santiago Ruiz, del Hospital Clínico Universitario de Caracas.

Por eso los especialistas insisten en controlar los factores de riesgo de la insuficiencia renal, como la diabetes, hipertensión, el tabaquismo o la obesidad. “Se tiene más presente que la hipertensión puede producir embolia o ictus, pero no se tiene en cuenta que también genera daño en el riñón. Básicamente, muchos de los consejos dirigidos a prevenir enfermedades cardiovasculares también van bien para preservar la salud renal. Todo lo que afecta al corazón afecta a los riñones”, sentencia Martín.

Una enfermedad silente
Quizás porque, a diferencia de los problemas cardiacos o pulmonares, la alteración de este órgano no presenta síntomas durante muchos años, o porque muchas personas desconocen sus múltiples funciones y los factores de riesgo, no se suele demandar ninguna prueba para conocer su estado.

“Un 10% de la población mundial tiene insuficiencia renal y lo desconoce. Queremos que se desarrolle una estrategia de salud renal, que se centre en la prevención y en la derivación temprana de primaria a especializada. Es una petición dirigida a la Administración”, reclama Alejandro Toledo, presidente de la Federación de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón. Lo pide por la evidencia de que hay algunas cosas que no se están haciendo bien en nuestro país y por experiencia propia. “Me detectaron la enfermedad casualmente, estuve tres años en diálisis y llevo 15 trasplantado. Es necesario tratar precozmente un proceso que no tiene cura”.

Toledo también aprovecha para hacer una crítica al copago sanitario: “el paciente renal está polimedicado y, en muchos casos, este copago hace insostenible ciertos tratamientos. Hay que pensar que algunos recurren a productos dietéticos, transporte para su diálisis o a ortroprótesis, todo esto unido a los fármacos hace que los pacientes no tengan una buena adherencia a los tratamientos y empeore su salud, lo que derivará en más complicaciones, más hospitalizaciones y más urgencias que finalmente se traducirá en un mayor encarecimiento del sistema”.

Complicaciones renales con diabetes
Pero los expertos envían un mensaje positivo: “Si ya tiene la enfermedad, no es el fin del mundo”. “Hay cinco estadios de insuficiencia renal. Los que están en el tercero o cuarto pueden progresar al siguiente, algo que se puede evitar o retrasar con el tratamiento adecuado y con una serie de medidas”, explica Alberto Martínez Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología.

En los centros de salud
Lo esencial es detectar a los pacientes en estadios iniciales. Para ello existen dos pruebas, sencillas y baratas: la determinación del filtrado glomerular (un parámetro que tiene en cuenta la creatinina en sangre, la edad y otras características del paciente) y el nivel de albúmina en la orina.

“Podrían aplicarse a toda la población, pero sobre todo es muy importante en los grupos de riesgo: personas con diabetes, hipertensión, antecedentes de problemas cardiovasculares, con algún familiar con insuficiencia renal, en diálisis o trasplantado, o bien aquellas con infecciones urinarias frecuentes o con piedras en el riñón”, señala el presidente de la SEN.

Estas pruebas dan a conocer que algo no marcha bien. Sin embargo, no todos los centros de salud cuentan con estas mediciones. “Un 30% de los centros de familia no recibe la determinación del filtrado glomerular cuando hace una analítica al paciente, y en torno al 10% de los centros no hacen el control de albúmina en orina”.

Tras la realización de esas dos pruebas, habría que añadir una tercera para descartar que la alteración bioquímica se deba a un problema obstructivo fuera del riñón y no a una insuficiencia renal. “Sería una ecografía abdominal. Sin embargo, aproximadamente un 40% de los centros de primaria no pueden realizarla”, alega Tranche.

Con estas tres medidas, mejoraría la detección precoz de estos pacientes. Y con ella, se evitaría en muchos casos la progresión a un estadio avanzado y, por consiguiente, la necesidad de recurrir a una diálisis o a un trasplante y el daño de muchas otras funciones que se realizan diariamente en el cuerpo humano.

Porque cuando el riñón se daña, no sólo se deteriora la capacidad para eliminar las toxinas de la sangre, sino que hay muchos más procesos en el organismo que se alteran. “Este órgano, además de excretar los productos finales del metabolismo, regula el equilibrio hidroelectrolítico, es decir, mantiene la cantidad de agua exacta que el cuerpo necesita y las distintas sales, como el sodio o el potasio.

También se encarga del mantenimiento del pH, del grado de acidez, y tiene además funciones endocrinas que intervienen en la producción de hormonas, como la eritropoyetina que se encarga de producir glóbulos rojos, o en la síntesis de la forma activa de la vitamina D, esencial para la formación de los huesos. Por tanto, si no se mantienen estos parámetros, se generarán múltiples problemas, ya que de esta regulación depende el estado de otros órganos”, argumenta Daniel Serón, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.

¿Qué se puede hacer?

  • Ejercicio: la actividad física es un buen aliado para tener controlado el peso, evitar la aparición de diabetes y la progresión de insuficiencia renal.
  • Nutrición equilibrada: la dieta mediterránea es la mejor alimentación para la salud.
  • Reducir el consumo de sal: los españoles toman una media de 9,7 gramos diarios, el doble de lo recomendado. Cuando el riñón está sano, elimina el exceso de sal, pero si tiene algún grado de insuficiencia ese mineral se acumula y eleva la tensión arterial.
  • Evitar el tabaco: algunos estudios asocian el tabaquismo con una progresión más rápida de la insuficiencia renal.
  • Evitar la deshidratación: los vómitos o las diarreas pueden generar deshidratación, sobre todo en ancianos. Esta falta de hidratación puede agravar los problemas del riñón.
  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINES): las personas con riesgo de insuficiencia renal o aquellos que ya tienen la enfermedad deberían evitar estos fármacos, usados frecuentemente en la población, porque dañan el riñón. En su lugar, se puede tomar analgésicos como el paracetamol o el tramadol.
  • Tensión arterial: como mínimo se deben hacer mediciones anuales y mantenerla por debajo de 140/80 mm de Hg.
  • Control de la diabetes: cuando hay diabetes, es fundamental llevar una dieta equilibrada y, si es necesario, un tratamiento adecuado bien con fármacos orales o bien con insulina.
Si la enfermedad renal está avanzada, no hay que desesperar: España es un país modélico en cuanto a número de donantes de riñón. En los últimos años, se ha generalizado la donación de vivo. Un riñón procedente de una persona viva tiene un tiempo de vida mucho mayor.

Un donante de riñón tiene las mismas probabilidades de acabar con insuficiencia renal que la población general.






Publicado en http://analitica.com/bienestar/salud/como-trata-usted-sus-rinones/