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La Violencia Contra las Mujeres: Hoja de Datos



En EE.UU. una mujer es violada cada 6 minutos y cada 15 segundos una es golpeada. En África del Norte cada día 6,000 mujeres sufren la mutilación genital. Este año en China más de 15,000 mujeres serán vendidas como esclavas sexuales. En Bangladesh 200 mujeres serán desfiguradas horriblemente con ácido por esposos o pretendientes. En India, más de 7,000 mujeres serán asesinadas por familiares debido a disputas sobre pagos por matrimonios arreglados. La violencia contra las mujeres tiene raíces en una cultura global discriminatoria que les niega la igualdad de derechos y legitimiza la apropriación de los cuerpos femeninos para la gratificación personal o política. Cada año la violencia hogareña y comunitaria destruye las vidas de millones de mujeres. (Broken Bodies, Shattered Minds: Torture and Ill Treatment of Women, AI, 2001) 

Información de Fondo 

La violencia contra las mujeres nutre a la discriminación y la fortalece. Cuando las mujeres bajo custodia son abusadas, cuando son violadas por fuerzas militares que las consideran "trofeos de guerra", y/o cuando son aterrorizadas por la violencia en el hogar, las desiguales relaciones de poder entre hombres y mujeres se manifiestan y fortalecen. 

La violencia contra las mujeres se complica debido a la discriminación racial, étnica, social, o la que experimentan por razones de identidad sexual, de clase o de edad. Esta multiplicidad de formas de discriminación restringe aún más las opciones que ellas podrían tener e incrementa su vulnerabilidad, haciendo más difícil que las mujeres puedan obtener justicia. 

La violencia que las mujeres sufren a manos de aquellos que tratan de controlarlas tiene un espectro muy amplio. El Estado tiene la obligación de prevenir, protegerlas de, y castigar la violencia que ellas sufren sin importar si es causada por actores privados o públicos. El Estado tiene la responsabilidad de mantener los estándares de diligencia debida y tomar los pasos adecuados para cumplir con sus obligaciones de proteger a las personas contra los abusos de derechos humanos. 

Los Fundamentos Internacionales sobre los Derechos Humanos de la Mujer 

La Declaración Universal de Derechos Humanos declara que "todos deben disfrutar los derechos y libertades incluídos en esta Declaración, sin distinciones de ningún tipo, tales como raza, color, sexo, lenguaje, religión, origen nacional, opinión política o cualquier otra, status económico, social, de nacimiento u otro tipo." (Artículo 2) 

La Declaración para la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres declara que "la violencia contra las mujeres es cualquier acto de violencia de género que resulta o puede resultar en daños o sufrimientos físicos, sexuales o sicológicos para ellas, y esto incluye amenazas de llevar a cabo dichos actos, coerción, o la privación arbitraria de la libertad, sin importar si suceden en la vida privada o pública." (Artículo 1) También agrega que el Estado tiene la obligación de "usar la diligencia debida para prevenir, investigar -de acuerdo a la legislación nacional- y castigar los actos de violencia contra las mujeres, sin importar si son causados por el Estado o personas privadas." (Artículo 4-c) 

La Convención para la Eliminación de Toda Forma de Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW), define a la discriminación contra las mujeres como cualquier "diferenciación, exclusión o restricción hecha por razones de género que afecta o intenta dañar o neutralizar el reconocimiento, ejercicio o derecho de las mujeres - sin importar su estado marital- y de acuerdo a las bases de igualdad entre los sexos a disfrutar sus derechos o libertades fundamentales en los campos políticos, eocómicos, sociales, culturales o cuaquier otro." (Artículo 1) 
La Violencia Contra las Mujeres : Una Violación a los Derechos Humanos 
La violencia contra las mujeres es rampante en varios rincones del mundo, es una violación de derechos humanos que se manifiesta en diferentes maneras, por ejemplo: 

1) La Violencia contra las Mujeres en Prisión 
El imbalance de poder entre prisioneras y guardias viene de la dependencia total en los guardias y oficiales de correcciones que tiene las prisioneras y la habilidad de los mismos para negarles privilegios, lo que se manifiesta en fuerza física directa y abusos indirectos. Debido a que las prisioneras son ignoradas por el público, poco se hace para resolver los problemas que complican el encarcelamiento, tales como los ultrajes, ataques sexuales, manoseos durante los registros físicos personales y los encadenamientos durante los partos. Con frecuencia las mujeres son forzadas a hacer el sexo a cambio de "favores" tales como más comida o productos higiénicos, o para evitar ser castigadas. Hay poco cuidado médico o sicológico disponible para las prisioneras. Aunque crímenes como los ultrajes son comunes en las prisiones, los perpetradores de la violencia contra las prisioneras son raramente castigados. En 1997, por ejemplo, en todo el sistema federal penitenciario solamente diez empleados fueron disciplinados por cometer abusos de conducta sexual. 

2) Quemaduras con Ácido y Asesinatos de Mujeres a Causa de Matrimonios Arreglados 
En muchos países la subyugación de la mujer al hombre es común en las esféras políticas, civiles, sociales, culturales y económicas. En dichas sociedades la mujer que rechaza a un pretendiente o no se lleva con sus suegros frecuentemente se convierte en víctima de una forma de venganza: los ataques con ácido. Le tiran ácido en la cara o el cuerpo, lo que la puede dejar ciega o con quemaduras fatales de tercer grado. Los gobiernos hacen poco para prohibir las ventas de ácido al público y castigar a los culpables de los ataques y asesinatos contra las mujeres. Las realidades que dominan la violencia existente en los matrimonios forzados ejemplifican lo que puede pasar cuando las mujeres son tratadas como propiedad. Las comprometidas a casarse que no pueden pagar el alto "precio" del matrimonio son castigadas con violencia, y frecuentemente con la muerte a manos de los suegros o sus propios esposos. 

3) Asesinatos de "Honor" 
En algunas sociedades las mujeres son consideradas como la representación del honor familiar. Frecuentemente, cuando se sospecha que tienen o han tenido relaciones extra-maritales, aún en casos de ultraje, las mujeres son sujetas a las formas más crueles de indignidad y violencia por parte de sus padres y/o hermanos. A las mujeres que son violadas y no lo pueden probar explícitamente algunas veces se les acusa de zina (el crimen de tener relaciones sexuales ilegales), o son castigadas (frecuentemente con la muerte por lapidación en público). Dichas leyes representan serios obstáculos que inhiben a las mujeres y les quitan el deseo de buscar la justicia contra sus violadores. Los familiares varones de la víctima, asumiendo que la mujer acusada es culpable, creen que no tienen medios o alternativas para remediar las percibidas violaciones al "honor", excepto matarla. 

4) La Violencia Doméstica 
La violencia contra las mujeres es una pandemia global. Sin excepción, el mayor riesgo de violencia contra la mujer proviene de alguien conocido. La violencia doméstica viola el derecho de la mujer a la integridad física, la libertad, y frecuentemente su mismo derecho a la vida. Cuando el Estado no toma las medidas básicas para proteger a la mujer de la violencia doméstica, o permite que dichos crimenes sean cometidos con impunidad, el Estado no cumple con sus obligaciones de proteger a la mujer de la tortura. 

5) La Mutilación Genital Femenina 
La MGF es la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos. En los casos más severos a las mujeres o niñas les quitan los genitales y se los suturan juntos, y lo que queda es un pequeño orificio para el coito y la menstruación. La MGF se practica en 28 países africanos bajo pretextos de tradición cultural o higiénicos. Se estima que 135 millones de niñas han sufrido la MGF y sus complicaciones: infecciones (incluyendo el VIH), esterilidad y efectos sicológicos devastadores. Los países que practican la MGF tienen leyes que la hacen ilegal, pero no se implementan y los culpables no son castigados. Por eso, el uso de la MGF sigue creciendo. 

6) Las Violaciones de Derechos Humanos Basadas en la Identidad Sexual Real o Percibida 
La regulación de la sexualidad se basa en el género y se mantiene a través de restricciones impuestas por las normas culturales o las leyes que las fortalecen. La comunidad (la que puede incluir a las instituciones religiosas, la prensa y las redes familiares y culturales) regula la sexualidad de las mujeres y castiga a las que no se conforman. Entre esas mujeres hay lesbianas, aquellas con apariencias "demasiado masculinas," las que tratan de expresar libremente sus derechos y las que confrontan el patriarcado. Las lesbianas, o las que son sospechosas de serlo, son abusadas por el Estado en las prisiones, por la policía y actores privados tales como familiares y otros miembros comunitarios. Hay varios casos documentados de jóvenes lesbianas que han sido golpeadas, ultrajadas, o que han sufrido embarazos y/o matrimonios forzados, o que han sido atacadas por familiares que buscan castigarlas o "corregirles" la identidad sexual. En EE.UU. las mujeres lesbianas sufren temores constantes bien fundados de ser perseguidas por la policía debido a la identidad sexual, además la violencia contra las lesbianas ocurre con impunidad en forma regular. 

7) Asilo por Razones de Género 
La Alta Comisión de la ONU para Refugiados favorece que "las mujeres que temen la persecución o severa discriminación por razones de género debieran ser consideradas, para determinar su status como refugiadas, miembros de un grupo social." (Directrices sobre la Protección de Mujeres Refugiadas) Dicha persecución podría incluir daños limitados por razones de género tales como (pero no limitados a) la MGF, los abortos forzados, la violencia doméstica que el Estado se rehusa a combatir, y los asesinatos de "honor." Sin embargo, las mujeres que buscan asilo político en EE.UU. debido a la violencia de género raramente lo reciben, ya que los adjudicadores de asilo en el país aplican una interpretación restricta sobre la definición internacional del refugiado que tiene razones reales de protección. Las jóvenes lesbianas, en particular, que buscan asilo debido a la persecución que sufren en sus países por razones de identidad sexual frecuente y legitimamente temen hablar sobre su sexualidad con las autoridades. 

8) El Problema de la Impunidad 
Los perpetradores de la violencia contra las mujeres son raramente castigados. Frecuentemente las mujeres que sufren la violencia de género tienen pocas opciones porque las mismas agencias del Estado son culpables de practicas discriminatorias contra las mujeres. Muchas deciden no reportar los casos de violencia a las autoridades porque temen el ostracismo y las burlas de sus comunidades, las que con frecuencia consideran que las mismas víctimas son culpables de los abusos que han sufrido. Cuando las mujeres confrontan a los culpables, con frecuencia lo que logran es la humillación y largos procesos judiciales, y ninguna simpatía por parte de las autoridades o los medios de comunicación. La violencia contra las mujeres es tan prevalente que casi nunca es condenada o censurada. 

La violencia contra las mujeres viola los derechos humanos y no puede ser justificada por razones políticas, religiosas o culturales. La cultura global que discrimina contra las mujeres permite que la violencia ocurra a diario y en la impunidad. AI solicita su ayuda para erradicar la violencia contra las mujeres y ayudarlas a que logren vidas de igualdad y dignidad humana. 

Para más información sobre los derechos humanos de la mujer, visíte el sitio de Internet: http://www.amnestyusa.org/women o contáctenos escribiendo a AIUSA, 322 Eighth Avenue New York, NY 10001, o llamando al teléfono (212) 633-4292. 


© Copyright 2006 Amnesty International USA 5 Penn Plaza New York, NY 10001 212.807.8400 

Un bozal para mi mujer


A partir de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, los estados civilizados, uno tras otro, abolieron la tortura —oficialmente—. Antes, ocurrían cosas como esta: “Una mujer molesta y enfadada, discute con sus vecinos y rompe la paz pública, aumenta la discordia y es intolerable para la vecindad”, explicaba una sentencia. En ese caso, había que castigarla con una brida de hierro (Scold’s Bridle), una máscara metálica, una jaula que encajonaba su cabeza, un bozal con un hierro que entraba en la boca y se apoyaba sobre la lengua, y que impedía que la mujer hablara. El bozal de hierro fue un invento británico, posiblemente escocés, fabricado para humillar y castigar el cotilleo y las disputas ocasionadas por mujeres, y se utilizó entre los siglos XVI y XIX. El hierro sobre la lengua solía ocasionar heridas, y algunos modelos llevaban una campanilla incorporada, para que se escuchara a la mujer cuando se acercaba. En la parte trasera podía anudarse una cuerda, para pasear a la castigada por la calle y que sufriera la humillación y burla de los vecinos. En algunas casas tenían un gancho en la pared, al lado de la chimenea, donde la esposa podía ser encadenada hasta que prometiera contener su lengua. Aunque el uso del bozal podía decidirlo el marido, normalmente era una sentencia ordenada por un magistrado. La condena podía durar de 30 minutos a varias horas. Hay más de 50 bridas de varios tamaños y estilos en museos, iglesias y ayuntamientos británicos. Una de ellas está expuesta en la Torre de Londres. Otra, de 1632, está en una vitrina en la sacristía de una iglesia junto al puente Walton, en el Támesis, con esta inscripción: “… brida para contener lenguas de mujer que mantienen conversaciones demasiado ociosas”.

La psiquiatría represiva en la URSS


En la Unión Soviética, la psiquiatría fue usada con fines represivos. Los hospitales psiquiátricos eran usados frecuentemente por las autoridades como prisiones en orden de aislar prisioneros políticos (disidentes del sistema) del resto de la sociedad, desacreditar sus ideas, y destruirlos física y mentalmente, en una especie de tortura. Leer más


Torturas en la Edad Media


Se dice que la Edad Media fue la edad de oro de los torturadores y de la imaginación puesta al servicio de los mismos, desbordándose y agudizándose al máximo, inventando los mejores y más prácticos medios de tortura.

EL POTRO

La víctima era atada a los extremos y después se tiraba de las cuerdas hasta que los miembros se descoyuntaban. Fue utilizado sobre todo en Francia y Alemania, durante los tiempos de la Inquisición.

EL APLASTACABEZAS:

Destinado a comprimir y reventar los huesos del cráneo. La barbilla de la víctima se colocaba en barra inferior, y el casquete era empujado hacia abajo por el tornillo. Los efectos de este artilugio son, en primer lugar, la ruptura de los alveólos dentarios, después las mandíbulas y por último el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.

EL TORMENTO DE LA RATA:

Sobresalía por su refinamiento. También fue utilizado por la Inquisición, pero su existencia se conoce desde los tiempos de la antiguo China. Consistía en colocar una rata sobre el abdómen del torturado, encerrada en un jaula abierta por abajo, mientras los verdugos la hacían rabiar con palos ardiendo, de forma que el animal tenía que buscar una salida y a mordiscos abría un túnel en las tripas del condenado, llegando, a veces, a salir por otro lado del cuerpo.

LAS JAULAS COLGANTES:

Hasta finales del Siglo XVIII, en los paisajes urbanos Europeos, era habitual encontrar jaulas de hierro y madera, adosadas al exterior de los edificios municipales, palacios ducales o de justicia, etc. Los reos, desnudos o semidesnudos, eran encerrados en las mismas. Morían de hambre y sed, por el mal tiempo y el frío en invierno; por el calor y las quemaduras solares en verano. A veces, las víctimas habían sido torturados o mutilados como escarmiento. No solo significaban una incomodidad tal que hacían imposible al preso dormir o relajarse, ya que estaban atados a los barrotes de las mismas. A veces se introducían en ellas gatos salvajes, a los que los verdugos azuzaban con varillas al rojo vivo, o se encendían fogatas debajo para abrasar al condenado.

LA DONCELLA DE HIERRO:

Aun había otros artilugios como la doncella de hierro, esos ataúdes que eran piezas de exquisita artesanía por fuera y por dentro. Por fuera por la gran cantidad de grabados y relieves que adornaban su superficie; por dentro, por la espectacular colección de pinchos, dirigidos a puntos concretos del cuerpo, que se iban clavando lentamente sobre el inquilino, a medida que se cerraba la puerta.

Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos lenta.

EL METODO DEL AGUA:

Consistía en hacer tragar al torturado, un mínimo de 10 litros por sesión, ayudándose de un embudo. Además de producir una insoportable sensación de ahogo, el estómago podía llegar a reventar.

LA CABRA:

Este sistema se hizo muy popular en las mazmorras de la Edad Media. Una vez que al torturado se le habían fijado los pies a un cepo, se procedía a untar las plantas con sal o sebo. La cabra atraída por el condimento, comenzaba a lamerlas, y la aspereza de su lengua hacía que atravesara la piel y dejara los pies en carne viva, llegando en ocasiones hasta el hueso.

LA RUEDA:

Era el más común en la Europa germánica. Convertía al preso, completamente inmovilizado, en verdadero material de trabajo, para que el verdugo fuera descoyuntándole o arrancándole miembros a voluntad. Era uno de los suplicios más horrendos de la Edad Media. El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo, o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales. Despúes era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban las cuencas de los ojos de la víctima, hasta que a ésta le llegaba la muerte.

EL GARROTE:

Garrote vil es el nombre con el que se conoce en España al garrote. Se introdujo en nuestro país a raíz del código penal de 1822. En 1832, se suprimió la horca y fue sustituida por el garrote vil, estando vigente desde entonces hasta 1978, como uno de los procedimientos utilizados para administrar la pena capital. Por fortuna, en 1978, se abolió la pena máxima en este país, en virtud de lo que se expresa en nuestra Constitución.

El garrote, además de ser el nombre con el que se conocía un método de muerte, era la denominación que tomó un aparato de tortura, propio de la Inquisición. Este instrumento consistía en una mesa, a la que se le adosaban unos “garrotes” o prensas, que oprimían las piernas de la víctima, por un lado; y los brazos y pecho, por otro. Aplicando presión lentamente en aquellas zonas del cuerpo, se producía un intenso y agudo dolor al provocar el quebranto de los huesos.

LA SIERRA:

Este instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones. Sus mártires son abundantes. A consecuencia de la posición invertida del condenado, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX. La Biblia (II Samuel 12:31) hace mención a este tipo de tortura, en la época del Rey David. Este hecho contribuyo a la aceptación de la sierra, el hacha y la hoguera. La sierra se aplicaba a menudo a homosexuales (gays y lesbianas), aunque principalmente a hombres. En España la sierra era un medio de ejecución militar hasta el siglo XVIII. En Cataluña, durante la Guerra de la Independencia (1808-14), los guerrilleros catalanes sometieron a decenas de oficiales enemigos a la sierra. En la Alemania luterana la sierra esperaba a los cabecillas campesinos rebeldes, y en Francia a las brujas preñadas por Satanás.

LA CUNA DE JUDAS:

El reo era atado e izado y una vez estaba elevado se le soltaba dejándolo caer sobre una pirámide haciendo que, con su propio peso, se clavara la punta de la misma en el ano, la vagina, el escroto, etc. Esta maniobra se realizaba varias veces. Se utilizaba practicamente para hacer confesar al condenado.

LA CIGUEÑA:

El sistema de la cigueña, a parte de inmovilizar a la víctima, al poco rato ésta sufre unos fuertes calamabres en los músculos rectales y abdominales, y poco a poco se van extendiendo por el resto del cuerpo. Al cabo de las horas producen un dolor muy intenso sobre todo en el recto. Además el reo era pateado y golpeado, e incluso en ocasiones llegaba a ser quemado y mutilado.

EL PENDULO:

Solía ser la antesala de posteriores torturas. Su función consistía básicamente en la dislocación de los hombros doblando los brazos hacía atrás y después hacia arriba. La víctima atada de manos en la espalda era izada por las mismas. Para provocar un mayor sufrimiento se le colocaban en los pies una pesas.

LAS GARRAS DE GATO:

Consistía en arrancar al prisionero la carne a tiras, llegándole a arrancar de los huesos.

Eran utilizadas a modos de rastrillo. Y poducían heridas y desgarros atroces.

LA PERA:

Estos instrumentos se usaban en formatos orales y rectales. Se colocaban en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio de un tornillo hasta su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente.Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos, pero también a seglares reos de tendencia antiortodoxas. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales.

EL CALZADO:

El borceguí era el tipo de calzado más popular del siglo XV, cubría el tobillo y era abierto por su parte delantera y se ataba con correas o cordones. Pues bien, en este período se popularizó un método de tortura que se denominó con el nombre del calzado, puesto que consistía en apretar el tobillo de la víctima por medio de varias maderas enlazadas por unas correas o gatos de hierro, para administrar presión, hasta quebrantar los huesos.

GOTA A GOTA:

El prisionero era enjaulado y se le inmovilizaba la cabeza. Mediante un sistema de goteo se le vertía agua en la cabeza gota a gota hasta que se producía locura. Incluso el agua llegaba a perforar hasta el cerebro.