Ni usted ni yo


FÉLIX R. CHACÓN |  EL UNIVERSAL

A pesar de que usted no tenga empleo productivo, dignificante, bien remunerado, a largo plazo. Yo tampoco.

A pesar de que las oportunidades educativas de sus hijos así como la calidad de su educación se le hayan reducido a causa de  un proyecto educacional que promueve robots repetidores y no niños ni jóvenes libres de pensar. A los míos también.

A pesar de que le crearon a Mercal y de que esto no significó ni a mediano plazo la mejora en la calidad y cantidad de alimentos para usted y su familia. Ni para la mía.

A pesar de que ahora cuando usted necesita una central obrera, no existe, y si trabaja en la administración pública y quiere demandar al patrón ante el Ministerio del trabajo no puede. Yo menos. Y si trabaja en empresa privada corre el riesgo de que la expropien y de terminar con el Gobierno y no poder demandar.

A pesar de que a usted le hayan asignado un seguro para consultarse en las mejores clínicas del país, ¿no cree usted que fuese mejor tener buenos hospitales públicos como en Portugal, Dinamarca, España, por ejemplo? No solo para usted, para mí también. Y no se espante, en mi época conocimos a las clínicas ya de viejos, y desde la casa-cuna estudiamos en excelentes instituciones de educación pública. A propósito, no tengo seguro.

A pesar de que usted pague cerca de 50% anualizado más por sus alimentos este año. Yo también.

A pesar de que para conseguir esos alimentos usted tenga que andar dando zancadas por todos lados cazándolos. Al igual que mi esposa.

A pesar de que esos alimentos, muchísimos básicos, ahora son importados cuando la mayoría se producían en nuestro país.

A pesar de que a usted, a mí, a un amigo, familiar, o conocido lo han secuestrado, atracado, agredido, lesionado, discriminado. A pesar de los tantos venezolanos que han muerto innecesariamente.

A pesar de solo esa pequeña pero odiosa muestra que apenas asomé, a pesar, muy a pesar de ello, ¿usted cree que usted y su familia merecen un país mejor, y que no hay justificación para que no aflore lo mejor de nosotros y podamos reconstruir lo que en el fondo hemos dañado todos? Yo creo que sí.

¿Le parece que mientras en Colombia, Brasil, Ecuador, Perú o Costa Rica la gente habla de temas mundiales y de bienestar social para sus sociedades y familias, un hombre nos lleve al comunismo y vivamos como a él se le antoje? A mí, definitivamente no. Y estimo que tanto a usted como a mí no se nos ha olvidado lo que es el comunismo, lo que son las dictaduras. Por lo menos a mí no. De esos experimentos no sale nada bueno, ambos lo sabemos y estamos a tiempo de ponerle un parao a esto. Por tanto votaré por el cambio.

Como decía mi mamá, si usted tiene miedo, yo estoy temblando. Pero el miedo es esa fuerza que puede paralizar en un momento dado, pero que también moviliza a los humanos indicándonos al igual que el dolor que algo anda mal, que el peligro asecha y de que ya es hora de accionar.

A pesar de que usted crea que yo soy muy diferente a usted, a pesar de ello, ambos corremos igual peligro, solo tenemos que referirnos a estos 14 años en donde muchos han sido más afectados que otros, pero en el balance, todos hemos sido afectados adversamente.

Decídase antes de que sea demasiado tarde. Venezuela no se merece esto.

Y ni usted ni yo ni su familia ni la mía, tampoco.