(Fuente imagen: forum EMS)
La principal responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación a las radiaciones que producen las antenas y la telefonía móvil, la doctora holandesa Emilie Van Deventer, ha declarado recientemente que en el 2010 se obtendrán los resultados de un amplio estudio de ámbito mundial, y que será entonces cuando la OMS emitirá su opinión (fuente: Le Soir).
Estas declaraciones marcan una tendencia totalmente contraria a otras informaciones que apuntaban a que la OMS iba a emitir este año otra nota en relación a las radiaciones de campos electromagnéticos (CEM) del estilo a la emitida en mayo del 2006 (hoja informativa nº304).
Preguntada por la recomendación del gobierno alemán sobre priorizar en los domicilios las conexiones por cable frente a las inalámbricas (WiFi), Van Deventer esquiva la pregunta diciendo que la OMS no entra en lo que hagan los países. Que ellos adotan recomendaciones que, aunque parezcan obsoletas, no hay ningún elemento científico concluyente que confirme que las emisiones de antenas de telefonía móvil y de redes WiFi tengan posibles efectos dañinos sobre la salud. [Todo esto a pesar de que ella misma declaró que no podía asegurar la inocuidad de estas tecnologías].
A pesar de tener estudios en sus bases de datos que concluyen todo lo contrario, la responsable de la OMS aplaza posibles actuaciones hasta que no salgan los resultados del proyecto Interphone (antes de 2008). Y que muchos de los estudios que afirman que sí pueden existir riesgos para la salud tienen poca calidad y rigor científico.
Incluso pone en tela de juicio la relación con la leucemia infantil, dado que ellos no han podido replicar los resultados con los experimentos que están llevando a cabo con animales en el laboratorio. No olvidemos que esta relación con la leucemia llevó al IARC (International Agency for Research on Cancer) el 27 de junio de 2001 a catalogar a las radiaciones de bajas frecuencias de los CEM como posibles agentes cancerígenos y que, a día de hoy, sigue vigente dicha clasificación.
Finalmente, indica que Europa debe seguir las recomendaciones y límites de exposición establecidos por la International Commission for Non-Ionising Radiation Protection (ICNIRP). Recomendaciones que países como Bélgica, Italia, Suiza, Polonia, Luxemburgo, Bulgaria, Rusia, Austria o China, y ciudades como París, Salzburgo o Bruselas han rebajado sensiblemente dichos niveles como medida de precaución.