Había en Salta un personaje excéntrico, de raro carácter, que tomaba la vida en broma. Lo llamaban el “loco Wilde”. Yo no recuerdo su nombre pero sé que este humorístico salteño pertenecía a la rancia sociedad y se decía que era ilustrado. El mismo caso que el de Honorato Oliva, que también tenía fama de “loco” porque en invierno vestía traje de seda espumilla y “panamá”; y cuando llovía se daba duchas en la calle con traje y todo, bajo los chorros de agua que desagotaban los techos por las características canaletas de lata del XIX, hasta la calzada, que aún existen en las antiguas casas de Salta.
Wilde se titulaba “Presidente del Club de los Muertos” y los asociados de esta curiosa institución eran todos los que habían sido dados por muertos en los periódicos, o los que figuraban equivocadamente en las listas de las víctimas del cólera, sin que por supuesto ni unos ni otros hubieran dejado de existir.
El Club celebraba anualmente el aniversario de la “muerte periodística” de sus componentes y éstos brindaban alegremente con el célebre “bitter” Zapana recordando al “Tenorio” de Zorrilla: “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.
Se cuentan tantas cosas curiosas de la extravagante modalidad del mencionado Wilde que, entre otras travesuras, se dice que un día se puso en traje de Adán y se colocó en el torno del Monasterio de las Carmelitas. Luego llamó, tirando de la campanilla.
Las monjas dan vuelta al torno con el espanto consiguiente, atinando solo a echar a vuelo las campanas pidiendo auxilio.
La policía detuvo al “loco” y después de unos días de arresto, lo puso en libertad.
Wilde, por sus continuas travesuras, era citado con frecuencia a la comisaría, y un inesperado día, cuando nada tenía que hacer la policía con él, se presenta a la jefatura con dos carros cargados con sus muebles, manifestándole al jefe que había resuelto instalarse permanentemente allí para “ejemplarizar a los locos comisarios de obsesión wildeana” en las sistemáticas citaciones y arrestos de que era víctima…
Requisando los recuerdos de mi memoria, en la rebusca encontré el nombre de Wilde y no creo equivocarme que era Wenceslao, que fuera por muchos años profesor del Colegio Nacional y hermano del ministro y literato, Eduardo Wilde, en la presidencia del general Roca…
(De reminiscencias salteñas)
* José Palermo Riviello. 1882-1958. Nacido en Salta y radicado en Buenos Aires a partir de 1921, publicó en prosa los libros: “Firmas Ajenas”, “Filípicas Argentinas”, “Pueblos y Religiones” y “Reminiscencias Salteñas” (1935). Es además autor de “El Defensor Jurídico” y otros trabajos de esa especialidad.
FUENTE:
* El presente trabajo fue extraído de “Cuatro Siglos de la Literatura Salteña 1582-1981” Volumen I, 2da. edición, pp. 190/91 del poeta y escritor Walter Adet, Ediciones del Robledal. Salta-2007.