La empresa privada denominada Comité Internacional para la Protección de las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), ha sido la que ha establecido para casi toda Europa los límites legales de emisión de, por ejemplo, las antenas de telefonía móvil. Los límites legales están, normalmente, muy por encima de los niveles de emisión de las antenas de telefonía móvil.
Pero, ¿son seguros estos límites?. El catedrático Yury Grigoriev, presidente del Comité Nacional Ruso para la Protección de las Radiaciones No-Ionizantes y científico del Departamento de Genética, Microbiología y Toxicología de la Universidad de Estocolmo (Suecia), tiene claro que no.
En el 2007, publicó en el J. Radiation Biology and Ecology, Vol.47, № 6, 727-732 el artículo “Problemas en la evaluación de los riesgos de una exposición a radiaciones microondas de la telefonía móvil”, que ha sido recientemente traducido al inglés.
El estudio concluye que los límites establecidos por la ICNIRP sólo contemplan los efectos térmicos, pero que existen también otros efectos biológicos que pueden afectar de manera grave a la salud de las personas. Por tanto, consideran que los niveles de seguridad que propone la ICNIRP no protegen de los riesgos de una exposición prolongada a las radiaciones de las antenas de telefonía móvil. Ni siquiera los niveles SAR pueden asegurar una protección. Es por ello que Rusia ha adoptado unos límites mucho más restrictivos.
El científico ruso establece que los efectos adversos de estas emisiones son debidos a la frecuencia de la portadora, la modulación y el tiempo de exposición. Finalmente, considera que el UMTS puede tener efectos biológicos mucho más perjudiciales que el GSM, estando en línea con el Dr. Franz Adlkofer, responsable del proyecto europeo REFLEX.
Por tanto, legalidad en los niveles de emisión, no significa inocuidad o protección de los posibles riesgos. Por tanto, hay que buscar una nueva tecnolía o adaptación que sí lo sea