No es broma, aunque al concejal de urbanismo de Getxo le suene a chiste. El parlamento israelí (Knesset) ha prohibido la instalación de antenas en los edificios de viviendas. Y no ha sido por casualidad, por indocumentados o por ganas de fastidiar a las operadoras...
Las manifestaciones allí contra las antenas son más serias. Sin ir más lejos, a finales del mes pasado, 28 personas fueron heridas por la intervención de centenares de policías, tras intentar estos arrestar a varios vecinos responsables del derribo de una antena, que había sido supuestamente instalada de forma ilegal (¿les suena?). Por lo visto, los vecinos estaban indignados por la aparición de 92 casos de cáncer, cuando apenas 10 años atrás no tenían ningún caso (¿les suena?). No sabemos por qué suena la misma música, a pesar de las distancias, las culturas tan diferentes, etc.
Mientras, en nuestro país las instituciones siguen con el mismo mensaje: las antenas no son nocivas para la salud, porque cumplen con los niveles de radiación que establece la Ley (fuente: El Diario Montañés). Sin negar que casi todas las antenas cumplen con la legalidad referente a las emisiones, el Centro de Investigación de Medio Ambiente (CIMA) no tiene en cuenta:
- Según la ICNIRP, diferentes grupos en una población pueden tener diferencias en su capacidad de tolerar una particular exposición a las Radiaciones No Ionizantes (niños, ancianos, y algunos enfermos crónicos podrían tener una menor tolerancia), con lo que no se puede ""tranquilizar" tan alegremente a los padres de niños de forma tan simple.
- También, según la ICNIRP, los tiempos de exposición para estos niveles legales son para un máximo de 6 minutos. ¿Qué vecino consigue estos tiempos de exposición con una antena enfrente de la ventana de su casa?.
- Cumplir la legalidad no significa que algo no sea nocivo: véanse los casos del tabaco y del amianto.
- ¿Por qué hay países y ciudades europeas (Italia, Luxemburgo, París, Bruselas, Salzburgo,...) que tienen unos límites mucho más restrictivos?
- Los límites legales sólo se han establecido para evitar los efectos térmicos de estas radiaciones. Nadie ha legislado para protegernos de los efectos no térmicos.
- Las declaraciones del CIMA han quedado desautorizadas por una organización superior, como es la Agencia Europea de Medio Ambiente, que ha dejado claro que apoya una reducción drástica de los niveles de referencia máximos de emisión de radiaciones no ionizantes, basándose en el informe de Bionitiative y las lecciones aprendidas durante el siglo pasado respecto al principio de precaución.