Eva Marsalek, del PMI de Austria, nos hizo llegar un cuadro de cómo las antenas de telefonía móvil pueden afectar a la salud. Para ello, se ha basado en la definición que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene desde 1996 de la salud: "es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de una enfermedad o afección".
Sin llegar a definir tan claramente como lo ha realizado este junio pasado la Agencia Federal de Suiza de Medio Ambiente, se ve cómo sí pueden afectar las antenas a la salud. Mientras, la OMS, que lleva sin decir nada desde mayo de 2006, opina justamente lo contrario: que las antenas no afectan a la salud.
Simplemente, aplicando su propia definición de salud, vemos que, al menos, mentalmente y socialmente, la colocación de antenas está afectado a la salud de multitud de ciudadanos a lo largo y ancho del planeta. Tal es la desesperación de la gente que, o bien acuden por lo penal a los tribunales, tras ver a un centenar de sus vecinos enfermar de cáncer, o bien cogen un tanque y destrozan 6 estaciones base de telefonía móvil.
Desde luego, seguir apelando a la inocuidad de las antenas queda ya bastante sospechoso.