El CNIO desarrolla una pastilla que adelgaza y logra reducir la diabetes

Fue probada con éxito en monos en un estudio en el que colaboró la USC

R. ROMAR redacción / la voz, 27 de marzo de 2015.

Se llama PTEN y es un viejo conocido de la investigación oncológica. Es uno de los llamados genes supresores de tumores, una de las esperanzas para el tratamiento del cáncer. Está implicado, mediante la acción de la proteína PI3K, en una ruta bioquímica que detecta la presencia de nutrientes y los retiene, con lo que las células malignas tienen el combustible necesario para su crecimiento y proliferación. Es una clara diana terapéutica contra el cáncer, pero ahora se ha descubierto que posee una función sorprendente y no menos importante: actúa también sobre el metabolismo con el mismo mecanismo, lo que permite controlar el peso manteniendo la ingesta de grasas. La investigación es, a día de hoy, una de las promesas más firmes para desarrollar un verdadero fármaco antiobesidad, capaz también, como se ha probado, de prevenir y reducir patologías asociadas, como la diabetes y el hígado graso.

La clave está en la inhibición parcial de la proteína PI3K, lo que se ha conseguido con un fármaco desarrollado y patentado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que también ha liderado la investigación, publicada en Cell Metabolism. El medicamento se probó con éxito en ratones y en monos, en este último caso gracias a la colaboración con el National Institute on Aging de los Institutos de Investigación de Estados Unidos (NIH). El trabajo se completó con la colaboración del grupo NeurObesidad del Cimus de la Universidade de Santiago, que probó que el fármaco no había traspasado la barrera hematoencefálica, con lo que no tenía efecto en el cerebro. Este último aspecto es muy importante, ya que varios de los medicamentos antiobesidad que se han retirado, que centraban su acción en la reducción del apetito, alteraban los mecanismos cerebrales e inducían a la depresión. No es el caso del nuevo, en el que no solo no se han advertido efectos secundarios, sino que ha demostrado una gran eficacia en la reducción del peso. Y, lo que es más importante, solo actúa cuando se detecta un exceso nutricional, no cuando se tiene una dieta equilibrada.

Evolución sorprendente

Los ratones obesos en los que se probó el tratamiento experimental perdieron un 20 % de su masa corporal y, en este punto, estabilizaron su peso durante los cinco meses que duró el tratamiento. La evolución en los macacos también fue sorprendente, pese a que se les dio una dosis muy baja. En tres meses redujeron su volumen en un 7 %. «Y sin dejar de comer nada», apunta Manuel Serrano, el coordinador del estudio.

La mayor parte del trabajo experimental lo realizó Ana Ortega-Molina, primera firmante del estudio y que ahora trabaja en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York. Fue la que también analizó los efectos de fármaco, llamado CNIO-PI3K1, sobre el metabolismo. «En este punto -explica- nos hemos desviado del propósito original anticanceroso de estos inhibidores. En estudios previos habíamos visto que una de las funciones normales de la enzima PI3KI es fomentar el almacenamiento de nutrientes. Esto nos pareció muy interesante porque, precisamente, este tipo de manipulación, la regulación del equilibrio entre el almacenamiento y gasto de nutrientes, es lo que se persigue en el tratamiento de la obesidad».

El potencial del producto es más que prometedor, pero falta el paso definitivo de probarlo en humanos, algo que un instituto público como el CNIO no puede realizar por falta de medios. Solo los estudios reguladores de toxicidad suponen una inversión de un millón de euros y un ensayo clínico en fase 1 entre seis y siete millones, algo que solo podrían asumir las compañías farmacéuticas, con las que se espera alcanzar un acuerdo.

Los fármacos probados por las multinacionales han fracasado

«Sé perfectamente que la gran mayoría de los tratamientos experimentales no superan las pruebas en humanas. Pero, sin querer pecar de optimismo, me gustaría que el que desarrollamos se probase en humanos porque creemos que tiene gran potencial», explica Manuel Serrano, el responsable del Grupo de Supresión Tumoral del CNIO.

Las expectativas son importantes, y más después de haberlo probado en macacos, pero obtener el apoyo de la industria farmacéutica, con la que ya se han iniciado contactos, no será fácil. Los laboratorios son reacios a invertir en los tratamientos antiobesidad, porque hasta el momento todos los intentos para encontrar un fármaco verdaderamente eficaz y sin efectos secundarios han sido infructuosos y en el camino se han gastado muchos millones. «Es una carrera llena de fracasos que les ha costado millonadas a las farmacéuticas», corrobora Serrano.
Imagen: Puertas abiertas para acercar al público la investigación del cáncer
«Es un avance enorme»

Miguel López, responsable del grupo NeurObesidad de la Universidade de Santiago, que ha colaborado en la investigación, también está convencido del potencial del fármaco experimental. «Los resultados en animales son espectaculares y en nuestro campo es un enorme avance. Es muy prometedor», advierte López, quien precisa que todo el protagonismo de la investigación debe recaer en los investigadores del CNIO.



«Por nuestra parte solo tratamos de ver los posibles efectos hipotalámicos y que la ausencia de efectos en el sistema nervioso central le da valor al fármaco, porque las dianas farmacológicas en el encéfalo son complicadas», aclara Miguel López sobre el trabajo que se ha realizado desde Santiago. El nuevo fármaco tiene un efecto periférico, por lo que no altera el cerebro.

Imagen:
Una investigación española abre la puerta a un tratamiento contra el cáncer y la obesidad


Publicado en http://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/santiago/2015/03/27/cnio-desarrolla-pastilla-adelgaza-logra-reducir-diabetes/0003_201503G27P26991.htm


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Cell Metabolism: El CNIO desarrolla un tratamiento antiobesidad en modelos animales