Sobre la gasolina
Existen múltiples distorsiones en la economía venezolana. Una de ellas es el precio subsidiado de la gasolina. Se ha llegado a tales niveles que los efectos perversos sobre la sociedad, la dinámica económica y el Estado son cada vez más crecientes, entre ellos podemos mencionar los siguientes:
• Consumo excesivo y despilfarrador en el mercado interno que se traduce en un mayor deterioro ambiental.
• Contrabando de extracción por todas las fronteras terrestres y marítimas.
• Es un insumo barato para la elaboración de la cocaína.
• Permite la construcción y fortalecimiento de redes de corrupción de civiles y militares.
• Facilita el financiamiento de grupos armados irregulares en las fronteras occidentales de Venezuela.
• Representa una distracción de recursos públicos para sostener el suministro interno de gasolina.
• Como la demanda interna ha aumentado, se impone la importación de componentes o el producto ya terminado (de Estados Unidos) para satisfacerla.
• Aumenta el colapso del tráfico vehicular y la pérdida de horas productivas (que tanto nos hace falta) y de descanso.
• Significa un impuesto sobre la ciudadanía para cubrir, en parte, el déficit fiscal.
• Se profundiza una injusticia e inequidad social contra las clases populares al mantener una distribución regresiva del ingreso petrolero.
• Representa el sostenimiento de la cultura rentista.
• Aumenta los riesgos de tragedias de amplias dimensiones, pues muchos de los depósitos de combustible para el contrabando son casas en zonas pobladas.
• Además, con el subsidio del combustible se restan recursos públicos para atender derechos económicos y sociales de toda la población y más aún de los sectores populares.
(Tomado de un editorial de la Revista SIC)
Lean a Luis Oliveros aquí
.