"El modelo de desarrollo de Filipinas ha sido poco cuidadoso a la hora de enfrentar las amenazas"


Hablamos con Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria. Analizamos las causas que incrementan la vulnerabilidad del país ante fenómenos hidrometeorológicos, la primera respuesta humanitaria ante la emergencia y el rol de la cooperación al desarrollo.
>> ¿Puede detectar algunas causas que expliquen por qué cada año Filipinas se ve golpeada por desastres naturales?
Por su ubicación geográfica, Filipinas es más susceptible a este tipo de fenómenos. Crónicamente todos los años se dan tifones, huracanes y tornados de una cierta magnitud, esto es una amenaza. Pero lo que provoca este tipo de desastres no es sólo la amenaza - el evento natural -, que en este caso ha sido de gran magnitud, sino también el grado de vulnerabilidad que tiene Filipinas frente a este tipo de fenómenos.

>> ¿Tienen algo qué ver las políticas de ajuste estructural dictadas por el FMI con la vulnerabilidad de Filipinas ante los fenómenos meteorológicos?
Los modelos de desarrollo que se han adoptado en la región, - incluso el propio desarrollo urbanístico, la manera de poblar el territorio, etc. - han sido muy poco cuidadosos a la hora de enfrentar las amenazas y esto ha aumentado mucho la vulnerabilidad del país. En las imágenes que se publican hoy en los medios hemos visto zonas costeras muy afectadas, pero se había construido y había asentamientos humanos donde no debería, lo mismo que pasó con el tsunami. En estos casos hablamos de desastre como fruto de la interacción de una amenaza de carácter más o menos natural que se ha agravado por el cambio climático y por la vulnerabilidad fruto de unas políticas de ajuste.

>> ¿Qué diría a aquellas personas o instituciones que consideran que no merece la pena ayudar porque hay gobiernos corruptos en estos países?
Gran parte de la asistencia humanitaria de emergencia no está canalizada por los gobiernos locales. La asistencia que estamos enviando estos días para Filipinas desde España y otros países está siendo canalizada por ONG, entidades locales, iglesias… es decir, otros actores. En cualquier caso, la asistencia humanitaria siempre es cuidadosa y cuando se canaliza por las instancias gubernamentales trata de establecer ciertos mecanismos de control para evitar que la corrupción, que en el pasado ha existido, se vuelva a producir. Pero, ¿qué pasa si no se incorpora a los gobiernos? Entonces nos encontramos casos como los de Haití, donde el país se convierte en una república de las ONG, no se ayuda a fortalecer la parte no corrupta y se pueden duplicar mecanismos de ayuda que a la larga pueden ser perjudiciales. Por tanto, hay que canalizar ayuda por instituciones que no sólo sean las gubernamentales, pero también hay que implicar a los gobiernos marcando unas condiciones.

>> ¿Cómo está afectando el cambio climático a la incidencia y magnitud de los desastres naturales en la zona?
Aunque siempre hay discusión en este tema, las propias Naciones Unidas han manifestado en un informe reciente sobre cambio climático que hay una relación directa. Es decir, el cambio climático está haciendo que la amenaza de tifones, huracanes u otro tipo de desastres hidrometeorológicos se haya agravado, tanto de los huracanes clásicos en el Caribe como del Sureste asiático.

>> ¿Hay verdadera voluntad política de la comunidad internacional para luchar contra estos fenómenos?
Es una voluntad política un poco episódica. Y es muy curioso porque, por ejemplo, el tsunami de 2004 ocurrió en diciembre, y en esa fecha se celebraba una conferencia en Japón sobre el riesgo de desastres que estaba teniendo poca atención mediático. Fue precisamente el fenómeno meteorológico el que hizo que se aprobara el Marco de Acción de Hyogo para la Reducción de los Desastres.

Yo creo que lo que algo parecido puede ocurrir en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático que se está celebrando estos días, quizás el desastre de Filipinas hará que se firme algún tratado. Pero lo que suele suceder es que al cabo de un tiempo, si no hay otro desastre de gran magnitud, la comunidad internacional se olvida del tema. Por ejemplo, los datos del cumplimiento del Marco de Acción de Hyogo firmado por 168 países en 2004 no son suficientemente positivos, y aunque en un primer momento si sirvió para poner una red de alerta temprana contra tsunamis en el océano indico, después muchos países se han ido quitando del Marco de Acción de Hyogo y no han tomado medidas de lucha contra esos fenómenos.
>> ¿Qué rol tiene la cooperación internacional para la prevención y para mitigar los efectos de los desastres naturales?
La cooperación internacional al desarrollo es muy importante, pero hasta la fecha ha incorporado poco la reducción de riesgos y los aspectos preventivos (planes de contingencia, preparativos, etc.) y luego es muy reactiva cuando se producen los desastres. Un porcentaje muy bajo de la cooperación española se dedica a la prevención, en 2012 sólo entre el 5 y el 6% del total de fondos.

Filipinas en teoría es un país prioritario para la cooperación española, el único en Asia, y sin embargo la respuesta de nuestro país en términos de financiación está siendo muy baja. Si se quiere recurrir a la retórica de que España tiene una relación privilegiada con Filipinas (fue colonia española durante mucho tiempo) el Gobierno debería aprobar algún crédito extraordinario para esta emergencia, y más ahora que se están preparando los presupuestos para 2014. Otros países van muy por delante de España en temas de ayudas económicas. Por ejemplo, Reino Unido donará 10 millones de euros, mientras que la cifra que se maneja en España por el momento no llega ni a la décima parte de esto.
Además, en Filipinas hay una presencia de ONG españolas bastante importante, por laces históricos; hay algunas muy potentes pero también muchas de tamaño mediano y pequeño que ya están trabajando de la mano de entidades locales o confesiones religiosas y que tienen implantación en las zonas más afectadas.
>> ¿Y cómo valoras el despliegue humanitario de estos días?
Es un despliegue bastante normal, una crisis de esta magnitud pone en evidencia la falta de recursos de los países afectados y la capacidad de rápida respuesta de la comunidad internacional, pero no es nada nuevo. El gobierno filipino se ha visto desbordado por el desastre y la comunidad internacional está actuando pero con una cierta descoordinación. Muchos Estados quieren intervenir (por ejemplo, USA enviará militares) y la ONU a través de la OCHA está intentando hacer un papel de coordinación.

Por otra parte, cabe destacar que la cooperación española se ha tratado de ordenar bastante bien, tanto por parte de las ONG como de la AECID, aunque la pobreza de recursos está condicionando totalmente la operación. La AECID ha enviado dos aviones junto con Acción Contra el Hambre y Cruz Roja, pero un desastre de esta magnitud requiere más financiación de la que la AECID tiene prevista de aquí a finales de año.
Se debe fortalecer les entidades locales, tanto las gubernamentales como no gubernamentales (confesiones religiosas que trabajan con los afectados, Cruz Roja…) porque son los primeros que han reaccionado ante la catástrofe. También es comprensible que estos primeros días, si no hay recursos públicos, se recurra a las fuerzas armadas para las tareas de rescate, escombro… En principio en las zonas afectadas esto no plantea ningún problema, pero hay otras zonas de Filipinas que están militarizadas y que viven con conflicto armado y la presencia de militares allí si podría complicar la situación. Fuente: www.canalsolidario.org