Las mejoras económicas y sociales conseguidas por China en las últimas décadas no deben ocultar la degradación a la que se ven sometidos sus habitantes como consecuencia de la pervivencia del totalitarismo comunista. Los perversos fundamentos ideológicos de este sistema, que en China aún pervive, se ensañan cotidianamente con la dignidad que merece cualquier chino por su magna condición de ser humano. Las decisiones más importantes que emanan de los gobernantes chinos se estrellan de continuo con la realidad de la vida, con el modo en el que las cosas son por naturaleza, por negarse una y otra vez a aceptar que sus compatriotas no precisan de nadie que reconozca su dignidad y la libertad que esta conlleva, pues les son inherentes por haber nacido. Descargar ebook.