Las oraciones del buen cristiano durante el día


Vida de oración
Autor: P. Octavio Ortíz de Montellano | Fuente: Escuela de la Fe. D.A.R.

Una tarea irrenunciable de toda formadora es ayudar a crear un auténtico hábito de oración, desde el noviciado.


Vida de oración
La vida interior y la vida de oración

Veremos a partir de ahora lo referente a la vida de oración y sacramental. Los muchachos cuando entran a un convento de clausura demuestran un sentido de reverencia por muy gamberros que sean. Esto porque las religiosa lleva como un alo de santidad que provoca esa reverencia por pare de la gente.




El amor por la oración

Una tarea irrenunciable de toda formadora es ayudar a crear un auténtico hábito de oración, desde el noviciado. La primera tarea es ser nosotras mismas mujeres de oración. (Anécdota del Papa que no era encontrado por ningún lado, hasta que lo encuentran en la capilla).Si vosotras sois mujeres de oración, Dios bendecirá a vuestras hermanas. Es muy bello practicar la maternidad espiritual, porque antes de hablar de Dios, hay que hablar con Dios, debemos temer a las personas que hablan mucho de Dios pero no hablan con Dios.

Instruir a nuestras religiosas sobre el valor de la oración: Desde los primeros pasos en la vida consagrada. A través de la oración se gusta a Dios y se encuentra confort espiritual.

Este medio de la oración debe ser aprovechado a fondo por la persona. Y la maestra de novicias, debe introducir a las novicias en este arte. Le hará gustar el meollo de la vida consagrada. Así se asegurará su perseverancia y el gusto por las cosas de Dios. Hay que tener mucha paciencia especialmente en los momentos de sequedad. Orar es ponerse a la escucha de Dios, esto se da de diversas maneras pues Dios no es percibido como las demás cosas. A Dios no lo vemos y no entra por los sentidos. Lo vemos con los ojos de la fe. Acercándonos a Él , sentiremos la necesidad de orar con más frecuencia. Los momentos de desolación pueden venir de la propia falta de lucha o de una permisión de Dios. Es común entre los jóvenes de hoy y las jóvenes, que tengan muy poco hábito de oración por el esfuerzo que conlleva. En ellos especialmente hay que formar el hábito serio de la oración, aunque por ello tienen más necesidad de una guía. Orad por ellas.

Hay que explicar bien la naturaleza de la oración: Debemos introducir progresivamente a las religiosas en al arte y en el ejercicio de la oración. Comenzando por qué es la oración, aunque lo sepan por experiencia personal. Adelante hay unas cuantas definiciones de oración:

Sta. Teresa de Lisieux. “Para mí la oración es un lanzamiento al corazón, una simple mirada al cielo, un grito de gratitud y de amor en la prueba como en el gozo”.

Sta. Teresa de Jesús: “la oración no es otra cosa que un acto de amor, una relación de amor y de amistad, un frecuente entretenimiento a solas con Aquel que sabemos que nos ama”.

San Juan Damasceno: “elevatio mentis in Deum. Una elevación de la mente a Dios”.

Santo Tomás de Aquino: “La elevación de la mente a Dios para alabarlo y pedirle cosas que nos lleven a la vida eterna”.

La oración es un diálogo íntimo con Dios que fortalece el alma. Y da razón de ser a nuestras vidas llevándonos a la voluntad de Dios. Es una renovación a partir de Dios. En ella hay que meter toda la persona: imaginación , sentimientos, corazón, voluntad e inteligencia. No es un tratado de teología, sino una experiencia con Dios. Es un diálogo íntimo con Dios amor.

Haremos bien explicando la diferencia entre el fervor sensible y el fervor resoluto. El fervor es la actividad permanente de perfección espiritual, Esta definición es importante y esconde el éxito de tantas almas. En la vida espiritual trabajar con pureza de intención es sinónimo de victoria, actividad permanente, disponibilidad total a Dios. Como el caso de Josefina Bakhita, una religiosa conversa del Sudan, que después de haber vivido terribles humillaciones, como la esclavitud, siendo religiosa durante más de cincuenta años en el Instituto di S. Maddalena di Canosa, fué testimonio de oración y de amor a los demás en Schio: fue cocinera, camarera, portera... Esto es fervor de toda una vida. El fervor puede ser sensible, si la voluntad va de acuerdo con gusto con el cumplimiento de la voluntad de Dios. El fervor es resoluto si falta el gusto sensible. Es importante explicar el papel que juegan los sentimientos en la oración, sobre todo a las jóvenes religiosas, que no oran pues no experimentan consolación, entonces creen que no están haciendo verdadera. “Quien ha comenzado la vida de oración, que no se retire”, solía decir Santa Teresa de Jesús, con determinación, porque la oración no consiste en sentir cosas bonitas sino es un diálogo con Dios.

Las dificultades de la oración

Las distracciones son las dificultades más comunes en la oración. A pesar de los esfuerzos, la imaginación se pone a volar. Apenas uno comienza a orar y a meditar, vienen a la mente miles de cosas pendientes. En ese momento parece que cualquier otra cosa es más importante. Esa lucha por no distraerse hace sufrir al alma. Hay que diferenciar las distracciones voluntarias de las involuntarias.

Otra dificultad es la aridez espiritual, por la que el corazón parece insensible a las realidades espirituales. Esto puede llegar en el noviciado una vez que han pasado las consolaciones de Dios, pueden venir en la vida religiosa madura. Es el momento para aplicar la fe y permanecer con Jesús en el apostolado o acompañar a Cristo en el huerto de los olivos. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no puede dar fruto” (Jn, 12,24).

Debemos distinguir la aridez de la pereza. A veces nuestras jóvenes llaman aridez a lo que no es más que pereza y flojera. Con la pereza no hay lucha espiritual, no se recoge el alma. La persona huye del esfuerzo, se duerme, se asoma por la ventana... Esta situación deriva en la acedia.

Otra dificultad es la rutina o tibieza de alma. Con ella el alma va a la oración sin entusiasmo, sin fervor, parece la tarea más ardua. Es una dificultad peligrosa que ese puede convertir en un estado en el que se debilita el alma y pierde poco a poco la energía espiritual. Es como un enfermo que un día se debilita y deja de comer , hasta que muere y con ello la ruina de la vocación. Debemos combatir con esfuerza la tentación de la rutina y ayudar a las religiosas a no dejarse llevar y a no abandonar el camino de la perfección, sin dejar de vivir en profundidad su vocación de esposa de Cristo.

Un´ altra tentazione, alla quale la presunzione e la tiepidezza apre la porta, è l´accidia. Con questo termine i Padri della vita spirituale intendono una forma di depressione dovuta al rilassamento dell´ ascesi, ad un venir meno della vigilanza, alla mancata custodia del cuore. « Lo spirito è pronto, ma la carne è debole.

Finalidad de la oración

Adorar a Dios, como Creador, como Señor, reconocerlo como nuestro principio y único fin y adorarlo.

Agradecerle todos los beneficios que de él hemos recibido durente la vida.

Pedirle favores. Dios quiere que sintamos necesidad de Él, para que nos orientemos a Él con confianza.

Pedir perdón por todas las deficiencias en su servicio y por las ofensas.

Ofrecerle lo que somos. En la base de toda oración está siempre el concepto de ofrenda.

Los tipos de oración: introducir a las religiosas en los diversos tipos de oración

Oración vocal: En la vida común, la oración vocal es muy importante, expresa la unión de la comunidad con Dios a través de gestos, cantos, etc. Ayuda a formar la unidad en al comunidad, porque orar juntos es imitar a María y los apóstoles en el cenáculo con María. Oramos juntos las oraciones de la mañana, el ángelus, el rosario, los himnos y salmos, las oraciones de la noche. Lo importante es que las palabas expresen el deseo del corazón. ¡Qué bonito es orar juntos en el rosario con cantos!

Oración litúrgica Por nuestra vocación religiosa estamos llamadas a la santificación de cada momento de la jornada a través de la oración . Esta oración es la que hace la Iglesia y la dirige a Cristo como esposa. En ella se encuentra toda una catequesis bíblica, especialmente en los Salmos..

Meditación mental Hablaremos de la oración discursivo afectiva. Debemos introducir a las religiosas desde los primeros pasos. Ésta se realiza en particular sea en la capilla o en la propia habitación

Preámbulos Puede durar una hora o media según el reglamento de cada orden. Se hace al inicio del día para que marque el resto del día. Comienza con el canto del Veni Creator, para pedir ayuda al Espíritu Santo. Luego se hace un acto de presencia de Dios: “Señor, que estás aquí. Creo en Tí, espero en Tí, te amo sobre todas las cosas, Tú eres el amor de mi alma”. Es importante hacer un sincero acto de humildad. Dice el catecismo de la Iglesia católica: “La humildad es el fundamento de la oración” n. 2559. Cuando estamos delante de Dios nos debe invadir el estupor y exclamar: “Señor aléjate de mí, que soy un hombre pecador”. Si iniquitatis observaveris Domine, Domine quis sustinevit? Después de esto, pongamos en las manos de Dios el fruto de la meditación. Es importante para que a oración discurra con naturalidad.


El cuerpo de la meditación Luego de lo anterior de desarrollan los puntos de la meditación Si la meditación es discursiva: reflexiones, consideraciones. En la afectiva, vienen los coloquios, la conversación íntima con Dios. Un consejo es que la maestra de novicias haga la oración en voz alta, como la mamá en casa. La novicia descubre cómo se hace la oración y ya puede hacerlo por sí sola. Los puntos que se van a considerar, se toman de la Sagrada Escritura, del magisterio de la Iglesia de un buen libro espiritual. De los escritos de la fundadora o fundador, de los Padres de la Iglesia, etc. Debéis ayudar a las religiosas a encontrar buenos textos para la meditación, para que no caigan en autores que parecen católicos y no lo son. Debéis responder a Dios de cada consejo y cada orientación que habéis dado a vuestras hermanas.

Finalmente si hace un propósito acorde a los puntos que se han desarrollado y que vaya en sintonía con el fruto que se ha perseguido y por el que se ha pedido a Dios. Es bueno escribirlo para recordarlo durante el día.

Las otras partes de la oración son: la preparación remota, es una reparación durante el día por medio del silencio, el recogimiento, los actos de presencia de Dios, etc. Preparación próxima: el gran silencio durante la noche no ayuda a prepararnos a la oración. La preparación de los puntos constituye la preparación inmediata, al levantarnos debemos recordar y reflexionar sobre estos puntos.

La oración de la fundadora o del fundador.

Para las religiosas la oración de la fundadora o del fundador es una escuela de oración, Dios ha querido dar a cada congregación un carisma a través de una personal, los escritos, las cartas, las oraciones, son tesoros.. Los primeros maristas se ponían guantes para consultar los escritos de Marcelino de Champagnat, como ejemplo de veneración por los escritos del fundador.


Los institutos están invitados a proponer con esfuerzo la inventiva y la santidad de los fundadores como respuesta a los signos de los tiempos. Esta invitación era ante todo dirigida a la perseverancia en el camino de santidad. Invita también a encontrar un apostolado propio del carisma y con él ofrecer a la Iglesia la dinámica de la propia aportación. Para ello hay que adaptar el carisma a las necesidades de hoy en la fidelidad al mismo, renovando cuanto de renovable tenga. Es muy importante no alejarse de la inspiración de la Regla para mantenerse fieles a lo genuino del carisma. (ver Vita Consecrata n. 37).


38. La llamada a la santidad es acogida y debe ser cultivada en el silencio de la adoración delante de Dios. Debemos confesar que todos tenemos necesidad de este silencio. Debemos ser como Moisés que bajaba de la presencia de Dios irradiándola a quienes encontraba en el camino. Debemos buscar la fidelidad a los tiempos dedicados a la oración y a la contemplación a riesgo de convertirnos en robots, fieles a la adoración y al cultivo de la vida espiritual en nosotros, buscando los medios que vayan en esa línea como retiros mensuales, ejercicios espirituales, etc.

Necesitamos también recurrir a los ejercicios de piedad como la ascesis y la tradición espiritual de cada instituto. Éstos constituyen un excelente medio para el auténtico camino de santidad. La ascesis ayuda a dominar y corregir las tendencias de la naturaleza humana, herida por el pecado, es indispensable a la persona consagrada para seguir el camino de la Cruz de Cristo. Por ello también se debe conocer la sociedad moderna para responder a sus necesidades más profundas y ser ejemplo y fermento en la masa sin ceder a las tentaciones diabólicas que por todas partes nos acechan. Debemos cuidar siempre que el fervor no disminuya o dé paso al desánimo. Tampoco debe insinuarse un complejo de superioridad por la formación espiritual adquirida, respecto a otros fieles. Recordemos también que toda eficacia en el apostolado depende sólo de Dios y no del propio esfuerzo ni de los medios humanos, llevando el mensaje del Reino a todos, cualquiera que sea su condición social o espiritual. Es importante superar los nacionalismos. Y todo lo que vaya en esa línea que sea susceptible de ser purificado y elevado a la luz del evangelio. En el pasaje de la lucha de Jacob son el ángel, toda persona consagrada debe ver el esfuerzo ascético que se requiere para la fidelidad a la propia vocación y unión con Dios para dilatar el corazón y abrirlo apara acoger a los hermanos y al Señor.

El recogimiento

Estar tranquilo Superar todas las divisiones internas propias de la sociedad moderna y del ajetreo de la vida diaria con sus preocupaciones y pasiones. Es preciso alejar los deseos desordenados y retornar al Único que realmente importa. Recogerse es decirse a uno mismo “Ahora no tengo más cosa que hacer que orar durante los próximos minutos y quiero estar libre en este momento sólo para esto”. Las distracciones son lo más normal en una sociedad vuelta a lo externo, a la imagenito qualche altro pensiero. Pero por ello tiene necesidad de ser escuchado y de serenarse. En esas circunstancias parece que todo es importante y urgente por encima de la oración libro, un giornale, gli sembra più importante e la preghiera un puro perditempo. Entonces lo que hay que hacer es serenarse, ponerse en las manos de Dios. Recogerse significa vencer el engaño de que las cosas externas son más importantes y liberarse de las mil preocupaciones tontas, dando importancia sólo a Dios.


Estar presente es ser consiente de uno mismo y estar en presencia de Dios es tener la conciencia de que se está delante de Dios. La finalidad de estar en presencia de Dios es la de estar unido a Él. Implica estar despierto, es decir, con la clara conciencia de lo que uno está haciendo, en este caso consiente de que estamos en compañía de Dios.

El recogimiento no es un acto, sino una actitud del alma que se ha retirado para estar con el amado. No es fácil el recogimiento, sobre todo cuando desaparece el interés, después del primer empuje. Aquí hay que ser constantes no dejando el esfuerzo y motivándonos con razones espirituales y sobre todo no quedándonos en la dificultad sino yendo a los motivos últimos por los que estamos haciendo las cosas.


La oración debe comenzar con el recogimiento. Esto no es fácil porque implica romper con cualquier otra actividad por urgente o importante que parezca. Debemos estar sobre nosotros mismos para no dejarnos llevar por las distracciones.

Del recogimiento depende todo el resto de la oración. De ello depende el que saquemos fruto, pues el recogimiento es ya una oración. Debemos aprovechar las distracciones para convertirlas en oración


La Lectio Divina

Introducción

La palabra lectio divina se encuentra dos veces en el catecismo de la Iglesia Católica (nn. y 2708) la lectio divina consiste en la meditación de la Palabra de Dios, tomando un tema para su profundización. No es sólo una consideración, sino que busca la identificación total con Cristo.

La exhortación apostólica Vita Consecrata nos ofrece tres características de la Lectio Divina: favorece la meditación de la Palabra de Dios (n. 6) Es un medio por el que también se favorece el ecumenismo (n. 101):
94. La Palabra de Dios es la primera fuente de toda espiritualidad cristiana. Alimenta la relación personal con Dios vivo y con su voluntad santa y santificante. Por ello la Lectio Divina, desde el inicio de la vida monástica, ha sido altamente considerada. Gracias a ella la Palabra de Dios transforma la vida y proyecta a la persona a la luz del Espíritu Santo. Aunque toda la Sagrada Escritura es útil para enseñar, y fuente perenne de vida espiritual, sin embargo el Nuevo Testamento merece particular veneración y sobre todo los Evangelios, que son el corazón de toda la Escritura. Ayudará por ello a la almas consagradas, meditar continuamente los textos evangélicos, donde encontramos las palabas y el ejemplo de Cristo y de la Virgen María. A ellos se han referido siempre los fundadores y fundadoras en la acogida de la voluntad de Dios en sus vidas y para sus institutos.


La definición de la lectio divina

La lectio divina fue usada con bastante frecuencia junto con la lectio sacra en la literatura patrística de los siglos IV y V. San Jerónimo decía que el alma debe alimentarse todos los días con la Palabra de Dios y la lectio quedó desde el inicio incluida en la práctica monacal de la ascética y así se transforma en la fuente de la espiritualidad monacal.

La Lectio es una meditación y una lectura reflexiva de la Sagrada Escritura. Es divina porque incluye la Palabra de Dios y porque se trata de un coloquio con Él, en un diálogo entre dos: el alma y Dios.


Es una lectura de la palabra de Dios a través de la cual nos esforzamos por asimilar la sustancia, es una lectura que se hace en la fe, en el espíritu de oración, creyendo en la presencia actual de Dios en al alma a través del texto sacro, nuestra actitud debe er de obediencia y de una plena donación a las promesas y exigencias divinas.

Se parte de la lectura de la palabra de Dios, con calma, penetrando en el misterio. Luego viene un esfuerzo por asimilar la sustancia de esa palabra, aquí entran todas las facultades de la persona. Esta lectura se hace en la fe, no es una interpretación privada, va de acuerdo al magisterio de la Iglesia y de la tradición. Lejos de desarrollar una espiritualidad individualista, debe mirar a formar la comunión con los demás.


Esta reflexión se hace en un espíritu de oración, no es sólo una consideración intelectual de un acontecimiento, no es sólo un sentimiento o una emoción, sino una auténtica oración. Creyendo que Dios habla al alma a través del texto sagrado.. esto se funda en tres verdades:

Sentido de trascendencia de la Palabra de Dios. La convicción de que la Biblia es un libro vivo y: una visión unitaria de la Biblia que ve todos los acontecimientos convergiendo en Cristo.

Los criterios para la lectio

a) Es una lectura preparada con la ascesis.
b) Es una lectura dialógica. Es decir, consiste en un diálogo con Dios. Pues es Dios quien habla, no es una lectura de cualquier libro. En este diálogo se busca ante todo la voluntad de Dios en obediencia y disponibilidad absoluta.
La meditación. Con ella se trata de crear un espacio interior para la Palabra y se trata de escucharla con el corazón, a ejemplo de María, Conservabat omnia verba haec conferens in corde suo. Meditándolas en su corazón... buscando que la palabra de Dios llegue hasta lo profundo del ser modelando nuestra alma.
La oracióo consiste en la aceptación de la voluntad de Dios a través de la contemplación. La contemplación leva a la alabanza de Dios

La liturgia de las horas

El don de la liturgia de las horas

Todo el universo debe cantar un himno de alabanza a Dios Nuestro Señor. Todas las creaturas no humanas alaban asl señor de modo espontáneo. Al hombre le toca ser el director del corograndioso de creaturas, los hombres alabamos al Señor en nombre de todo lo creado. Aquí se manifiesta que el amor de Dos hacia nosotros es infinito.

Quis dat?
Cui dat?
Quo et quanta dat?
Quo amore e quo desiderio dat?
¿Quién da?
¿A quién se lo da?
¿Qué y cuantas cosas da?
¿Con cuánto amor y con qué deseo lo da?

Ante un amor así de grande y gratuito qué otra cosa puede hacer el hombre. Nunca podremos ensalzar a Dios como se merece. Por ello toda nuestra vida debe ser un cántico de alabanza a Dios por su infinita grandeza.


El ministro de la alabanza divina


Cuando recitamos la liturgia de las horas estamos alabando a Dios a nombre de toda la Iglesia como esposa. Este homenaje lo ofrecemos en nombre de Cristo, que ofrece a Dios un cántico nuevo. Deus canticum novum cantabo tibi, psalterio decachordo psallam tibi (Salmo 143) Quien recita la liturgia de las horas no lo hace, pues en nombre propio sino en nombre de la Iglesia y de Cristo que se dirigen al Psdre.

La belleza de la liturgia de las horas

El oficio, como lo hemos visto arriba es la alabanza de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo a Dios por ello los salmos se convierten en vox Christi et voces spiritus sancti. Vox Ecclesiae.

Los oficios contienen:
Las mejores citas de la Sagada Escritura, que se van renovando cada año.

Las palabras de los Padres y Doctores de la Iglesia que comentan los misterios del año litúrgico.

La vida y las gestas de los más grandes héroes de la Iglesia.

Las oraciones más solemnes, más afectuosas y más devotas que podemos dirigir a Dios.

Gli inni più belli della Chiesa
La liturgia liturgia de las horas en una escuela de oración y de experiencia con Dios, y además de conocimiento de Él. Nos ofrece siempre un rico material para la oración y para la meditación de la mañana, para las reflexiones durante el día y para la lectura espiritual y para la predicación y la catequesis e incluso para la dirección espiritual. Y todo esto se nos ofrece cualquiera que sea el estado del alma, y el tiempo litúrgico del año.

Elementos de la liturgia de las horas

Los himnos, son composiciones líricas de la Iglesia que normalmente terminan con una doxología.

Los Salmos, son la voz de Cristo, de la Iglesia y del Espíritu Santo. Son pesados si se recitan sin recogimiento y sin reflexión.

Deben ser recitados elevando el corazón y los sentimientos como apoyo a la oración personal, tratando de sacar el mayor fruto de los mismos para la vida personal y para el apostolado.

Cánticos bíblicos, que no pertenecen a los salmos pero que provienen de la Sagrada Escritura.

Las lecturas, van en conformidad con el año litúrgico y son las que corresponden a la Misa. Son una actualización del misterio de Cristo y de la salvación.

Responsorios, con ellos la lectura se transforma en oración.

“Preces” Son oraciones conclusivas que sintetizan los sentimientos orantes y sirven de conclusión del oficio, expresan las diversas necesidades del hombre.

Silencio sacro, sirve para acoger la resonancia de la voz del Espíritu Santo, la persona ofrece su oración personal a la de la Iglesia.

Las horas litúrgicas

Invitatorio: Introduce la recitación del breviario.
Las laudes, se recitan en la mañana antes de las nueve, invitan a la consideración de la Resurrección de Cristo.
Oficio de las lecturas. Profundiza en los textos de la Sagrada Escritura y pueden ser recitados durante el día.
Hora media, guarda relación con la pasión de Cristo y hay tres momentos: la hora tercia, la hora sexta, la hora nona.
Vísperas, guardan relación con la última cena y con el misterio de nuestra salvación. Se hacen al atardecer, después de las cinco.
Completas. Antes de ir a dormir y guardan relación con Cristo colocado en el sepulcro.

Modo de rezar la liturgia de las horas

Dignamente.
Por razones del tiempo, distribuidos durante la jornada.
Por razones de lugar, donde sea posible el mejor recogimiento. Se concede indulgencia a quien la recita delante del Santísimo Sacramento. Atentamennte. Pronunciando bien las palabras sin omitir ninguna. Procurando entender el sentido, haciéndolo nuestro.
Teniendo la mente fija en Dios, conscientes de que son plegarias dirigidas a Dios.
Devotamente. Como una oración y no como una simple lectura. Despacio porque la prisa es un enemigo de la oración, como decía San Francisco de Sales.


Frutos de la liturgia de las horas

No hay que olvidar que somos personas consagradas y que todo en nosotros está consagrado a Dios, por un lado y por el otro que Jesucristo lo ha santificado todo por ello decimos “en Cristo, por Cristo y con Cristo”. Cristo se entregó totalmente a la humanidad acercándose plenamente a ella. En él el hombre queda elevado a un rango superior y con una nueva dignidad (Redemptor Hominis 11).
En la liturgia de las horas el hombre se santifica y realiza su vocación de consagrado. La Iglesia al rezar está sirviendo de medio para esta santificación. Se trata de que Cristo, permee toda la vida y recorra la vida con nosotros y nosotros su vida divina con Él. Con la liturgia de las horas el hombre cumple con la más alta misión que es la alabanz