5 y 6

Charito Rojas
Notitarde

“Lo mejor de la competencia no es saber quién es mejor, sino la mejora personal de cada individuo en cada enfrentamiento”. Antonio Cabado, autor español contemporáneo, experto en coaching y crecimiento personal y empresarial.

Hace un par de años escuchábamos a Hugo Chávez (sí, hay que escucharlo porque dices cosas, por llamarlas de alguna manera, notables) decir que la política venezolana estaba “como muerta”, que no pasaba nada. Que necesitábamos “un viagra político, pues”.

En efecto, después de caerle a insultos y tablazos políticos-seudo legales a los partidos para acabar con su ya maltrecho prestigio y desmotivar hasta a los militantes más fieles, el panorama político venezolano era un piélago donde una desorganizada posición actuaba como montonera protestante, mientras una masa roja rojita doblaba el lomo repitiendo como loros el discurso de su jefe. En tal pesadumbre, la oposición tomó como voceros a empresarios, periodistas, cúpulas gremiales, alejando a los políticos de una vocería que les correspondía por oficio. Hasta el año 2006, cuando la oposición se aglutinó alrededor del candidato Manuel Rosales y comenzó a organizarse como un bloque de acción con metas clarísimas: Sacar a Hugo Chávez del poder por la vía electoral y ofrecer una alternativa de gobierno diferente al actual.

El hecho de que 40 organizaciones políticas se hayan unido a la Mesa de la Unidad, bajo la sensata conducción de Ramón Guillermo Aveledo, demuestra que ¡por fin! la oposición entendió que bailando solos no van pa’l baile. En esta bizarra Venezuela, donde la democracia ha sido anulada en su más pura expresión que es la disidencia, la necesidad ha llevado a unirse entre sí a factores políticos absolutamente disímiles para alcanzar una propuesta común de país.

El proceso de elegir por primarias al candidato a la Presidencia y a candidatos a gobernaciones y alcaldías es una sólida propuesta de la oposición, una propuesta de inclusión y democracia. El que seis candidatos de tendencias y procedencias diferentes ofrezcan sus nombres para que cualquier ciudadano venezolano vote por ellos, es un homenaje a la inclusión y a la democracia. Y en los meses que llevan recorriendo el país, han tenido un discurso coherente con la realidad, sin ofrecer lo que no pueden cumplir de inmediato, empapados de lo que sucede en las calles de este país. Cualquier descalificación hacia la calidad política y humana que han mostrado los hasta ahora seis precandidatos, es producto de la pobreza de argumentos y de espíritu con que el oficialismo responde a las ideas.

Esta semana ha sido crucial en esta recta final de las primarias de la oposición. El lunes la MUD presentó los lineamientos del Plan de Gobierno de la Unidad, el cual fue impreso y entregado a los medios de comunicación y a todos los interesados. Ya en el Psuv habían instalado una rueda de prensa para, sucediera lo que sucediera en la MUD, Aristóbulo dijera que se le habían quedado las cotufas frías, que no habían dicho nada. En verdad, hay que leer el texto de los lineamientos, preparados por grupos de profesionales y expertos en las distintas áreas, para comprender su contenido. Pero asumimos que los rojos están acostumbrados a que les expliquen en detalle hasta las minucias, en sesiones de diez horas, a ver si entienden algo. Desconocen que en la gerencia moderna se dan lineamientos y se entrega el texto en su totalidad para ser estudiado por cada quien. En gerencia moderna el tiempo es valioso y no debe ser desperdiciado en comentarios estúpidos, anécdotas patéticas y chistes de mal gusto.

El martes, el cuadro de precandidatos se redujo a 5 cuando Leopoldo López, tal como era previsible por lo riesgoso de su candidatura con este CNE y este TSJ, declinó también como era previsible, en Henrique Capriles Radonski. Sin embargo eso sigue siendo como el juego del 5 y 6 (el popular juego de caballos que el chavismo, cual Atila, también extinguió), donde hay un cuadro en el cual se anotan los favoritos del jugador en las seis carreras, con juegos colaterales como la trifecta y el placet.

Pero la oposición está jugando a ganador. Gane o no el candidato por el cual el elector votará en las primarias, la oposición democrática votará por quien triunfe, segura de que tendrá un gran candidato (a). Si entendemos la responsabilidad personal en nuestro futuro inmediato y tomamos por los cachos la obligación de decidir el destino de Venezuela, buscaremos los votos necesarios para llevar a Miraflores al candidato vencedor del 12 de febrero. Pegaremos ese 5 y 6.