Diccionario de Arabismos

EDITORIAL: UNIVERSIDAD DE JAÉN



AUTOR: DIEGO DE GUADIX

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DISPONIBILIDAD: INMEDIATA



Diego de Guadix (m.1615), intérprete de la lengua árabe en el Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Granada y su reino, granadino de nacimiento y franciscano de vocación es conocido en materia de arabismos como el autor de este vocabulario: Recopilación de algunos nombres arábigos, que los árabes (en España, Francia y Italia) pusieron a algunas ciudades, y a otras muchas cosas [c. 1593].

El manuscrito, cuya edición se reproduce aquí, forma parte actualmente de los fondos documentales de la Biblioteca Colombina de Sevilla, y se encuentra entre los primeros trabajos que dan un tratamiento lexicográfico al arabismo español.

Con ser destacable en este estudio la reconstrucción de la biografía del fraile franciscano, su aportación a la lexicografía etimológica del español, la sistematicidad y escrupulosidad del trabajo lexicográfico de su autor y tantos otros aspectos, es, sin embargo, la elocuencia de las cifras quien mejor puede ayudarnos a hacernos una idea del valor que encierran las páginas que siguen. El diccionario del padre Guadix consta de 4.336 entradas. De ellas, sólo 1.318 tienen el estatuto de topónimo, esto es, el 48% del total de la macroestructura. El resto de su nomenclatura, esto es, 2.275 voces, pertenecen al léxico general. Si a esto añadimos 2.874 palabras procedentes del registro de voces internas, el diccionario recoge un total de 7.210 unidades. Esta cifra total debe precisarse aún más, puesto que se trata de un diccionario de arabismos y topónimos del español, del italiano y del latín fundamentalmente. ¿Qué representación ostentan el italiano y el latín junto a otras lenguas en el conjunto del diccionario? Voces italianas, 935; voces latinas, 116 y en el apartado de varias, 73. Esto significa que el diccionario del padre Guadix es la mayor aportación de la lexicografía monolingüe del español al conocimiento de nuestra lengua. Dicho de otra manera: las algo más de seis mil voces españolas incorporadas a este repertorio representan, hasta ese momento, el conjunto más acabado de toda nuestra lexicografía monolingüe. Los índices, en fin, que tan pacientemente se han ido elaborando, tornan esta edición en un texto de una utilidad extraordinaria para los estudios históricos.