De todos los atropellos en las últimas décadas, uno de los más lamentables es la destrucción de los manípulos: pocas veces en la historia de una religión se ha visto un ornamento sacro ridiculizado, quemado o arrojado a la basura con tanto desenfado. ¡Tantos ternos hoy incompletos!. Un ornamento, por demás, tan antiguo, como muestra este ejemplar, que incluye una representación de San Juan Apóstol.