Mostrando entradas con la etiqueta soberbia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta soberbia. Mostrar todas las entradas

Charito Rojas: ¡Pa’lante, que el gobierno paga!

“La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. Francisco de Quevedo (1580 – 1645), escritor español.

Ya se inscribieron formalmente los dos candidatos que disputarán la Presidencia de la República el 7 de octubre. Dos estilos, dos manifestaciones de fuerza de distintos orígenes y una sola conclusión: el ventajismo oficial, la sumisión de los poderes públicos y el uso grosero de recursos del estado pueden torcer el resultado final.
La inscripción de Henrique Capriles fue una fiesta multicolor de gran alegría, con presencia espontánea invadieron las calles de Caracas, recordando aquellas marchas multitudinarias de 2002 y 2003. Un aire de triunfo y esperanza se respiraba ese domingo, cuando la oposición, por primera vez en una década, llegaba hasta el centro de Caracas, territorio infamemente cercado por el chavismo.
El acto organizado con un protocolo cumplido por los asistentes y todos los detalles cuidados a la perfección. Después de caminar 10 Km. atravesando la capital en marcha triunfal junto a sus seguidores, Capriles llego y dio un discurso previo a su inscripción, corto y preciso. Ingresó sin escoltas de seguridad, no se sabe si por petición del CNE. Le prohibieron desplegar una bandera en el balcón de la terraza, se le aplicaron limitaciones a su puesta en escena, no le dejaron instalar tarima frente al ente electoral. El acto se llevo a cabo en la terraza del CNE y no en el auditorio protocolar, ya que al parecer el otro candidato no podía subir las escaleras de la sede electoral. Solo a los representantes de los partidos y a la madre y un pariente de Capriles se les permitió la entrada.
El misterio Chávez
El ventajismo y apoyo sinvergüenza de las autoridades en la inscripción de Hugo Chávez se vio en cada detalle. Nadie sabía cómo llegaría el candidato, quienes lo acompañarían, el protocolo, a pesar de tratarse del Presidente, era todo un misterio. Desde tempranas horas de la mañana, oficialistas traídos de los más recónditos rincones del país en autobuses pagados por organismos oficiales, coparon autopistas y carreteras para llegar a la concentración; eran empleados públicos, miembros de consejos comunales, beneficiarios de las misiones. Algunos buses, con gran descaro, pertenecían a alcaldías, ministerios, institutos del estado. Sus ocupantes, con franelas rojas nuevecitas, donadas por Pdvsa y sus filiales, se habían acompañar por la familia, incluso por niños pequeños.
En Caracas, el caos del centro era total, por autobuses que se estacionaron en distribuidores y avenidas. A los empleados públicos les dieron el día libre; el feriado bancario más el temor a las colas, hicieron que el este de la capital, después de las 3 y 30, pareciera casi un pueblo fantasma.
Mientras a Capriles le negaron (como es usual) las tomas aéreas, veinticuatro cámaras y varios helicópteros siguieron el recorrido y la concentración del candidato oficialista. Los Ministros organizaron la concentración, el gasto en cohetes, fuegos artificiales, pancartas, gigantografías, inmensos globos en forma de corazón, inflables con la figura de Chávez fijados en edificios gubernamentales, no dejan lugar a dudas: esta mil millonaria campaña esta siendo financiada con recursos públicos, quienes la comandan son funcionarios del estado y del gobierno son las armas para obligar votos.
Un documento llegado a nuestras manos da cuenta de la organización de este acto por parte de la Comisión de Despliegue y Movilización del PSUV, cuyos responsables son Darío Vivas y Jacqueline Faría. En el mismo se asigna responsabilidades a despachos públicos y organismos del estado, a las milicias y universidades bolivarianas. La meta era llevar 121.000 personas a la inscripción. Por tanto, eso de que llevaron millones es una habladora de tonterías que su propio documento contradice.
Ventajismo oficial
La semana pasada revelamos en esta columna el plan completo del Comando Carabobo que no es más que utilizar ministerios, gobernaciones, alcaldías y consejos comunales como catalizadores de ese inmenso presupuesto público destinado a las misiones para hacer campaña. Casa por voto, beca por voto, sueldo mínimo por voto. Ese es el plan de Chávez: con el presupuesto nacional comprar los votos que necesite para ser reelecto por seis años más, para sumar 20 años en el poder. No importa si tiene que malversar, corromper, comprar, humillar, quebrantar todas las normas de pulcritud y honestidad administrativa, no importa si prostituye a todos los empleados públicos, sin arrastra la dignidad de los más pobres. Lo importante es que el pupilo de Fidel siga aferrado a la silla de Miraflores con el control total de las leyes y el presupuesto nacional.
Este ventajismo grosero fue reclamado por el rector Vicente Díaz cuando recibió en el CNE al candidato a la reelección y le pidió que cumpliera las normas de publicidad electoral, que no utilizara las cadenas para promocionar su candidatura, que compitiera en igualdad de condiciones. La cara de Chávez fue un poema: particularmente la he visto en las películas cuando la mujer encara al marido golpeador, amenizándolo con denunciar sus maltratos, y el tipo pone esa mismita cara de “¡ajá! ¿y con quien me vas a denunciar, chica?”
Díaz mismo denuncio el ventajismo en el CNE que hizo la diferencia entre las dos inscripciones. Chávez llegó acompañado por una tropa de gente, con guardias armados a su alrededor, habló en el acto, no cumplió protocolos, colocaron la tarima en el balcón del CNE para que no se movilizara mucho. Hizo, como siempre, lo que le dio la gana.
Habló tres horas, en un discurso que muchos no escucharon porque ya estaban en sus autobuses exhaustos de regreso a casa, pero en realidad no se perdieron de nada, porque dijo lo mismo que ha repetido durante 13 años y que yo no los voy a fastidiar aquí reproduciéndolo. Pero al disco rayado de los insultos, la cantadera, los cuentos mal echados y la amenazadera de pulverizar, barrer, volver polvo cósmico, desaparecer al “enemigo” ( que somos por lo menos la mitad de los venezolanos de los cuáles él es igualmente Presidente), se suma ahora el abierto reconocimiento de que usara todo su poder para triunfar, grita a sus seguidores que todo los que les ha dado se les acabará con “el majunche”, los aterra diciéndoles que les quitaran las casas, las tierras y las empresas que ha expropiado para devolvérselas a los “terratenientes y capitalistas” malvados que los han explotado. Un discurso decimonónico pero que puede funcionar no solo en los pobres de bolsillo sino en los pobres de espíritu que comen de la revolución sin trabajar.
El candidato enfermo
Chávez tiene engañado al país con su estado de salud. El montaje del lunes lo confirma: no puede caminar, no puede hacer esfuerzos físicas. Al parecer lo único que le funciona bien es lo que popularmente se llama “el gañote”. Así como el CNE tiene la responsabilidad de impedir el ventajismo oficial (que además implica delitos como malversación, uso de cosa pública, corrupción administrativa y quebrantamiento de las leyes electorales), también debe responsabilizarse por aceptar un candidato que nadie sabe si podrá culminar su período, de resultar electo. O en el peor se los casos, de siquiera cumplir con una campaña electoral.
Chávez está jugando duro. Los movimientos de sus poderes aliados así lo demuestran: el TSJ asigno las tarjetas de Podemos y del PPT al factor chavista. El CNE también pone su granito de arena al quitarle la oportunidad de votar a los 20.000 venezolanos de Florida, a quienes comunicó que deben votar en centros ubicados en otras regiones de USA porque no abrirá un punto de votación en Miami, pese a tener el padrón electoral más numeroso en el exterior. Claro, son en su mayoría de oposición.
Estas acciones viles y por demás ilegales son las que esperan a los seguidores de Capriles y al propio candidato en los próximos 4 meses, así que a prepararse. No es sólo ganar, para lo cual Capriles y la oposición tienen grandes oportunidades que les da el mismo gobierno con sus errores garrafales, sino ganar y poder hacer efectivo ese triunfo. Es fundamental centrar la atención en el tema de las captahuellas y otros trucos electorales que pueden lesionar, más que el resultado final, la confianza en la transparencia electoral, y por tanto la voluntad del elector de ir a votar.
Indispensable también es poner el ojo en un Registro Electoral que creció a 18 millones 858 mil 695 electores, en una población de 27 millones de habitantes, una cifra desproporcionada si consideramos las estadísticas internacionales en el tema.
Ante la lluvia de insultos soeces, la oposición debe esgrimir hechos, números, denunciar la malversación, el incumplimiento, la pésima factura de las obras, las consecuencias a futuro de las caóticas finanzas públicas. Y no cejar en las demandas ante tribunales por delitos contra el país: aunque los actuales jueces no les paren, eso quedara registrado para la historia y algún día se activarán.
El tema de la vida y la muerte está sólo en manos de Dios. Pero lo venezolanos pueden, con el mazo dando, lograr convencer a sus compatriotas que todavía creen que la limosna es buena y que este tipo es un “Bolívar” (como la herética propaganda oficialista lo afirma), de que no nos merecemos esta pesadilla.
Charitorojas2010@hotmail.com